Evangelio del viernes 1 de diciembre de 2023
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,29-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Reflexión del Evangelio de hoy
«Vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán»
…La visión de Daniel, en su contexto, quiere expresar una esperanza al pueblo de Israel de que Dios es fiel y está y estará con su pueblo a pesar de los peligros y asechanzas de las terribles fieras. Pero aquellos peligros no son tan diferentes a los de los tiempos presentes y el Pueblo de Dios redimido por Cristo experimenta en su día a día las atrocidades de las guerras entre naciones, entre religiones, entre los propios hermanos…
El Hijo del Hombre, que para nosotros, no es otro que el Señor Jesucristo, sigue presentando ante el Padre ese Reino que Él inauguró y sostiene mediante la acción del Espíritu. Ciertamente todavía son primicias, pero que contienen en sí mismas la plenitud de las Bienaventuranzas en tantos y tantos santos que en sus vidas han dado y dan testimonio frente a las fieras indómitas que sigue suscitando el Maligno y que provocan miedo y perturbación.
«… Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios»
…Las palabras de Jesús siguen hoy más presentes que nunca para el que sepa ver con los ojos de la fe y los dictados de Amor que el Señor nos suscita en los acontecimientos de cada día. El problema radica en nuestra ceguera: tenemos unos ojos y un corazón acostumbrados “a lo de siempre”, a esa rutina que, sin darnos cuenta, nos introduce en una dinámica de “visible” oscuridad que nos impide ver que la higuera comienza a producir sus frutos.
El Evangelio de hoy, en las vísperas del Adviento, nos llama a la esperanza. La Palabra de Dios, hecha vida y eternidad en Jesús, no pasará jamás porque sigue presente, viva, siempre naciente, brotando como primicia y dispuesta a dar fruto si la percibimos y la dejamos madurar en nuestra vida de cada día.
Esa Palabra nos sale al encuentro cada día y es preciso saberla percibir. Para ello hemos de pedirle al Señor que abra nuestros ojos y, de corazón a corazón, podamos ver a los hombres como hermanos, que brote la misericordia ante tanta injusticia y desamparo y que, de esta manera, al vernos se pueda decir lo mismo que sobre los primeros cristianos: “mirad como se aman”
Entonces y solo entonces podremos decir con nuestro Maestro que el Reino de Dios está cerca.
El Dios que crea por amor, ha sido el primero en darnos a los hombres un voto de confianza. La aventura de este mundo la inició Él, no nosotros, y esta es la mejor razón que tenemos para confiar en que, a pesar de los pesares, esta historia tiene que terminar bien.
La creación del hombre es un cheque en blanco extendido por el mismo Dios, y del que tan sólo Dios mismo sale fiador (Schillebeeckx). Desde la fe, siempre tendremos razones para creer que esto tendrá un Happy End, un final feliz. La vida de Jesús es paradigmática al respecto, pues a pesar de las violencias de los hombres (ante las que Dios se volvió inerme, voluntariamente indefenso), los hombres no lograron darle jaque-mate, o Dios no lo consintió resucitando precisamente al crucificado. Y es que la última palabra de la historia es sólo de Dios.
(Juan Antonio Marcos, “La atención amorosa en clase de presencia: san Juan de la Cruz”)
D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)