Evangelio del día

Evangelio del viernes 1 de diciembre de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,29-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Reflexión del Evangelio de hoy
«Vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán»

…La visión de Daniel, en su contexto, quiere expresar una esperanza al pueblo de Israel de que Dios es fiel y está y estará con su pueblo a pesar de los peligros y asechanzas de las terribles fieras. Pero aquellos peligros no son tan diferentes a los de los tiempos presentes y el Pueblo de Dios redimido por Cristo experimenta en su día a día las atrocidades de las guerras entre naciones, entre religiones, entre los propios hermanos…

El Hijo del Hombre, que para nosotros, no es otro que el Señor Jesucristo, sigue presentando ante el Padre ese Reino que Él inauguró y sostiene mediante la acción del Espíritu. Ciertamente todavía son primicias, pero que contienen en sí mismas la plenitud de las Bienaventuranzas en tantos y tantos santos que en sus vidas han dado y dan testimonio frente a las fieras indómitas que sigue suscitando el Maligno y que provocan miedo y perturbación.

«… Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios»

…Las palabras de Jesús siguen hoy más presentes que nunca para el que sepa ver con los ojos de la fe y los dictados de Amor que el Señor nos suscita en los acontecimientos de cada día. El problema radica en nuestra ceguera: tenemos unos ojos y un corazón acostumbrados “a lo de siempre”, a esa rutina que, sin darnos cuenta, nos introduce en una dinámica de “visible” oscuridad que nos impide ver que la higuera comienza a producir sus frutos.

El Evangelio de hoy, en las vísperas del Adviento, nos llama a la esperanza. La Palabra de Dios, hecha vida y eternidad en Jesús, no pasará jamás porque sigue presente, viva, siempre naciente, brotando como primicia y dispuesta a dar fruto si la percibimos y la dejamos madurar en nuestra vida de cada día.

Esa Palabra nos sale al encuentro cada día y es preciso saberla percibir. Para ello hemos de pedirle al Señor que abra nuestros ojos y, de corazón a corazón, podamos ver a los hombres como hermanos, que brote la misericordia ante tanta injusticia y desamparo y que, de esta manera, al vernos se pueda decir lo mismo que sobre los primeros cristianos: “mirad como se aman”

Entonces y solo entonces podremos decir con nuestro Maestro que el Reino de Dios está cerca.

El Dios que crea por amor, ha sido el primero en darnos a los hombres un voto de confianza. La aventura de este mundo la inició Él, no nosotros, y esta es la mejor razón que tenemos para confiar en que, a pesar de los pesares, esta historia tiene que terminar bien.

La creación del hombre es un cheque en blanco extendido por el mismo Dios, y del que tan sólo Dios mismo sale fiador (Schillebeeckx). Desde la fe, siempre tendremos razones para creer que esto tendrá un Happy End, un final feliz. La vida de Jesús es paradigmática al respecto, pues a pesar de las violencias de los hombres (ante las que Dios se volvió inerme, voluntariamente indefenso), los hombres no lograron darle jaque-mate, o Dios no lo consintió resucitando precisamente al crucificado. Y es que la última palabra de la historia es sólo de Dios.

(Juan Antonio Marcos, “La atención amorosa en clase de presencia: san Juan de la Cruz”)

D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)


Evangelio del día

Evangelio del jueves 30 de noviembre de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, paseando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Reflexión del Evangelio de hoy

La fÉ nace del mensaje y el mensaje consiste en hablar de Cristo

La salvación se alcanza, si tus labios confiesan (fe pública) que Jesús es el Señor; y si tu corazón cree (fe vivida interiormente) que Dios lo resucitó.

La fe rompe las distinciones entre razas: judíos o griegos y todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.

Este es el anuncio y la predicación del Evangelio, que realizaron los apóstoles. Anuncio alegre del que recorre con sus pies los caminos de la vida para llevar buenas noticias de parte de Dios. 

El anuncio del Evangelio que es Jesús lleva la promesa de que “ninguno que crea en Él quedará defraudado”. Qué pena que no todos presten oídos a esta Buena nueva.

También hoy para creer es necesario que Jesús sea anunciado… se necesitan evangelizadores, conscientes de que el Evangelio, la fe que nace del mensaje no se impone, sino que como el amor se ofrece en libertad.

El mensaje consiste en hablar de Cristo. Esa fue la misión de San Andrés.

¿Hoy quieres ser tú anunciador de salvación? Habla de Cristo.

Ir con Jesús, crear fraternidad, ser anuncio del Evangelio en comunidad

Jesús está caminando, es decir tomando posesión en nombre de Dios del lugar que recorre. Está dejando la huella de Dios allá por donde pasa. Y busca colaboradores con estas características:

Fraternidad: Es Jesús el que al pasar lo primero que ve es la vida en fraternidad: vio a dos hermanos; antes que el nombre, o el oficio,  lo que importa es la fraternidad, los ve echando el copo (pequeña red que se lanza con la mano) pues eran pescadores.

Que vayan con Él: Les dice (verbo en presente), porque Él nos dice hoy: Veníos. Mirad que este llamamiento se hace en plural, es invitación a seguirle en comunidad fraterna.

Veníos conmigo: No puede haber seguimiento del Señor si no existe este espacio de intimidad, y reconocimiento de su palabra y de su persona.

Llama y da una misión: Os haré pescadores de hombres, conquistadores de pueblos para el Reino (pescadores de hombres; era expresión que se utilizaba militarmente para decir que serían conquistadores de pueblos)

Ir con Jesús que llama, exige dejar al instante las redes… redes que hoy nos atrapan y “enredan” porque sin dejarlas no podemos seguirle a Él.

En comunidad: Más adelante Jesús llama a otros dos; así esta llamada se hace universal (cuatro hermanos) y comunitaria.

Dejan la barca=ambiente socio-económico y a su Padre=figura de autoridad, y afirman sólo el vínculo de fraternidad.

Jesús llamó a San Andrés y él le siguió ¿Escuchas a Jesús que hoy te llama a tí a colaborar con Él?

Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)


Evangelio del día

Evangelio del miércoles 29 de noviembre de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Reflexión del Evangelio de hoy

No has honrado al Dios dueño de vuestra vida y vuestras empresas

Nos encontramos hoy con otro texto de difícil comprensión. Mucho más si tenemos en cuenta que no se toma la totalidad del relato y que, en lo que hoy escuchamos, no está incluido el final de esta “historia”.

Para comenzar, nos dicen los especialistas en la Escritura que nada en este relato tiene que ver con la historia. Se trata de una invención, que sin duda tiene un fin aleccionador. El autor pretende enseñar algo. Y en ese sentido las interpretaciones son muy variadas.

Intentamos un posible acercamiento, conscientes de que existen otras muchas posibilidades. Lo primero que se advierte al leer detenidamente el pasaje es que el relato va adquiriendo una tonalidad inquietante. Comienza con un banquete esplendoroso y culmina con el anuncio de un desastre definitivo.

En medio, el rey Baltasar humilla y desprecia al Dios de Israel, profanando los vasos sagrados robados en el templo de Jerusalén, bebiendo y brindando con ellos al tiempo que adoraban a los dioses de oro y plata… De pronto aparecen los dedos de una mano escribiendo sobre la pared un mensaje que, interpretado por Daniel, anuncia el final del reinado y del reino de Baltasar.

En el contexto la explicación es clara y la ofrece el propio relato. ¿Y para nosotros hoy? Quizá… una vida que parece tener su objetivo y su culmen en el disfrute, la diversión, el bienestar, el éxito, el dinero, el placer, el poder… ¿es una vida plena si todo eso se consigue, o tal vez una vida vacía, superficial? ¿podemos prescindir de la interioridad, la espiritualidad, de la relación con Dios, sin que se vaya viniendo abajo el andamiaje en el que sustentamos nuestra vida?

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas

En el evangelio de Lucas, escuchamos hoy una parte del discurso de Jesús sobre el final de los tiempos. Un discurso en el que aparecen las múltiples situaciones por las que los creyentes van a ir pasando a lo largo de su vida personal y de la historia de la comunidad de seguidores de Jesús.

Hay un anuncio de dificultades, persecución, sufrimientos a los que habremos de enfrentarnos por causa suya, pero también una invitación a la serenidad y la confianza porque con su fuerza podremos dar testimonio de Él, y una promesa de salvación para aquellos que sepan perseverar.

Se diría que este anuncio de Jesús tiene resonancias muy diferentes en los diversos lugares de nuestro mundo. Porque, efectivamente, en algunos sitios se persigue a los discípulos de Jesús sólo por serlo. Sin embargo, en el contexto de los países occidentales no es habitual que podamos hablar de persecución por ser seguidores de Jesús. Resultaría una pretensión por nuestra parte suponer que nos persiguen por causa de Jesús. Más bien vivimos un momento histórico en que precisamos de una reflexión humilde para reconocer que, más allá de todos los prejuicios anticlericales que realmente existen, la “persecución” a la Iglesia se fundamenta en la existencia de hechos delictivos gravísimos cometidos por sus miembros, que no podemos intentar minimizar y ante los que sólo cabe pedir perdón.

Pero también es cierto que los que desean seguir a Jesús encuentran obstáculos y dificultades en nuestras sociedades llamadas desarrolladas. El desinterés, el desprecio, la marginación, la exclusión de todo lo que parezca tener una relación con Dios o la religión se convierte en habitual en muchos ambientes. A veces lo encontramos entre aquellos que nos son más cercanos y queridos, y nos sentimos sin instrumentos para establecer un diálogo abierto y sin prejuicios… ¡cuánto necesitamos suplicar esa sabiduría que Jesús nos promete para poder testimoniar la alegría inmensa de su presencia en nuestra vida!¡Y cuánto, también, no dejar de sentirnos afectados por la indiferencia desoladora que prescinde tan fácilmente de Dios!

Hna. Gotzone Mezo Aranzibia O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo


Evangelio del día

Evangelio del martes 28 de noviembre de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,5-11

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

Reflexión del Evangelio de hoy

En las raíces del ser

Tras una educación selecta y fortaleza reales, Daniel y sus compañeros viven esta circunstancia de destierro y servicio con entereza y fidelidad a su Dios; en lo más profundo de su ser está grabado el sentido de la fidelidad y el valor de la verdad (israelitas en que no hay engaño) donde no caben sobornos ni componendas; no se sienten sabios ni autosuficientes, sino que invocan a su Dios, “fuente de la Sabiduría”, y lo predican.

El mismo Daniel describe al rey el pensamiento y miedo ante la caída de su reino y le muestra en la exacta figura de la visión que describe y relata el proceso de vivir afincados en el poder y las riquezas: al fin, todo se hunde. Y se repite continuamente este proceso en la historia de los pueblos y en la personal… tanto que pretende la enseñanza para inclinar al hombre a la humilde y acertada postura de afianzarse sólo y siempre en Dios y, sorprendentemente, anuncia el Reino de Dios en Jesucristo con la fidelidad extraordinaria.

Vivir en alabanza

El hombre creyente y dispuesto a ser fiel a su Dios, porque ha experimentado su iluminación y continua protección, arriesga a tope en la confianza y es salvado; por eso, de lo más profundo sale la alabanza que implica a toda la creación, porque su boca no puede callar el gozo de ser amigo del Dios Grande; tiene así la certeza y convicción para consagrar sus fuerzas y su vida entera a Dios que lo envuelve en su Amor.

Salvados en Él

El Señor sigue marcando el camino y parte de la vida diaria concreta (la viuda) donde se fragua y se realiza la fidelidad, que prepara para afrontar bien los dichos, habladurías o realidades de tiempos duros que amedrentan a los que no están pegados a su Dios. Estas predicaciones de los últimos tiempos como que atentan contra lo más sagrado (el Templo) a las seguridades ficticias de quien vive en la superficialidad; a los apegos a las cosas temporales, por grandiosas que sean y el Señor advierte: “que nadie os engañe”, porque “Él es” y está a nuestro lado, no en una novedad que tengamos que añadir, sino una realidad continua. Guerras y revoluciones son, por desgracia, el hábitat del pecado que anuncian el poder destructor y hasta la muerte, la persecución (que es compañera de los fieles desde el principio).

Tenemos que tomar nuestra calma, seguridad y fuerza en Jesucristo el Señor que es nuestro baluarte, el que ha dado su vida y remedio al hombre de todo mal. Los cristianos lo somos desde esta experiencia vital salvadora que ya ha podido y vencido todo dolor, impotencia y destrucción. Por eso hay que mantenerse y crecer en la confianza cierta de nuestro Salvador.

¿Cómo te encuentras ante tantos acontecimientos y situaciones ´catastróficas` en el mundo actual?

¿Tiene algún parecido con lo que se narra en la Palabra de este día?

¿Te identificas en algo con los personajes de que hablamos?

Dominicas de Lerma
Monasterio de San Blas. Lerma (Burgos)


Evangelio del día

Evangelio del domingo 26 de noviembre de 2023

Padre Pedro Brassesco

Reflexión del Evangelio de hoy

En las tres lecturas  de la misa se ve la unidad.

Cuando el pueblo judío está sufriendo el destierro en Babilonia, el sacerdote y profeta Ezequiel  recuerda que Dios es el buen pastor que cuida siempre de su  pueblo y cura sus heridas. En la segunda lectura  san Pablo anima  la esperanza en los fieles cristianos de Corinto: nuestro destino es la victoria sobre la muerte. Y en esa perspectiva debemos leer el evangelio en la festividad de Jesucristo rey del universo (Mt 25,31-46)

Jesucristo es rey en cuanto es camino, verdad y vida.

En su conducta por amor, siendo para los demás hasta entregar la propia vida, reveló que Dios es amor y las personas crecen amando a los otros.  Siguiendo la conducta de Jesús la vocación de la humanidad es hacer la verdad de Dios afirmando la dignidad de todo ser. En su primera encíclica Juan Pablo II escribió: “el profundo estupor respecto al valor y a la dignidad del hombre se llama Evangelio”.

En este sentido Jesucristo es rey ofreciendo un camino nuevo de auténtica realización humana. Rey del universo porque es camino abierto para todos.  Siguiendo esa conducta de Jesucristo, la Iglesia se hace cada día más cristiana, es signo creíble del Evangelio y realiza su misión. Según el Concilio, “no impulsa a la Iglesia ambición terrena alguna. Sólo desea una cosa: continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido”. En otras palabras, ser testigo fiel de Jesucristo rey del universo.

Lógica del amor vs. lógica del poder.

Nada tiene ver esta lógica del amor con la  lógica del poder en  que frecuentemente proceden los  príncipes y gobernantes  de este mundo  que  frecuentemente  dominar  y someter a los otros. El ejercicio del poder solo humaniza como mediación del amor.

La ideología imperialista no solo infecta la relación entre los pueblos; todavía están sangrando las victimas de guerras provocadas por esa ideología. También se da dentro de cada pueblo, en las familias e incluso dentro de la misma religión cristiana.

En una oración litúrgica invocamos a Dios  “que manifiesta  su poder en la misericordia”. En el “credo” confesamos que Dios es Padre (Abba) antes de todopoderoso y creador. Esta novedad singular de la fe o experiencia cristiana, participación de la fe o experiencia de Jesús, Cristo rey, es la buena noticia de salvación para nuestro mundo roto por la injusticia y la fiebre posesiva.

Reino de paz y justicia; reino de vida y verdad.  

Siglos antes de Jesucristo los profetas  soñaron con  un banquete preparado por Dios en el monte Sion para todos los pueblos Jesús se refiere al reino de Dios o fraternidad sin discriminaciones en la parábola sobre un banquete nupcial  en que todos. Incluidos “cojos, ciegos y tullidos, se sientan como hermanos en la misma mesa   Es la invitación  que hoy el papa Francisco hace a todos  en la encíclica “Fratelli tutti”.

Celebrando la fiesta de Jesucristo rey del universo, se abre un camino  para construir esa fraternidad universal. Una luz para toda la humanidad oprimida por violencias y guerras. También una llamada urgente para la misma Iglesia que cada día necesita nueva conversión a Jesucristo y reforma contante para ser totalmente Iglesia identificada con el reino de Dios.

El juicio final

Según el evangelio hoy proclamado, habrá un juicio final donde la humanidad y la creación llegarán a esa fraternidad universal o reinado de Dios. Será la plena liberación realizada ya en la conducta de Jesucristo y que aún está en proceso dentro de nuestra historia. Se rectificará lo torcido y entraremos por fin de modo pleno en esa presencia de amor que nuestro corazón ansía.

Sobre el juicio final, tres observaciones:

No faltan cristianos que pasan la vida con cara de cuaresma y angustiados por miedo el juicio final. Los cristianos confesamos que Jesucristo volverá al fin de los tiempos para juzgar. Pero el que vendrá es el mismo que ha venido ya no como juez implacable  con una metralleta para ajustar cuentas, sino como portador de Dios misericordioso, que nos ama, nos perdona, cura nuestras heridas mientras caminamos hacia un destino de felicidad.

El juicio final no será sobre teorías sublimes o conocimientos muy elevados científicamente de los  evangelios. El gnosticismo, reducción de la fe cristiana a una iluminación de la mente ya fue una tentación en las primeras comunidades y sigue siendo tentación en nuestros días. El juicio final será sobre nuestra conducta en la vida. No es que no tengan su valor los ritos y ceremonias religiosas; pero siempre que  sean expresión y alimento de la fe cristiana operante  desde el amor.

El juicio final sobre nuestra vida lo dictamos nosotros mientras caminamos en la tierra. Tendrá como criterio nuestra conducta compasiva: “tuve hambre y me diste de comer”. Impactados y alterados por el sufrimiento del otro, de algún modo hacemos nuestro y aportamos lo que podemos para vencerlo. 

Celebremos de verdad en nuestra vida la fiesta de Jesucristo rey del universo.

Fr. Jesús Espeja Pardo O.P.
Convento de Santo Domingo (Caleruega)


Evangelio del día

Evangelio del sábado 25 de noviembre de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Lucas 20,27-40

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre ¡os muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Intervinieron unos escribas:
«Bien dicho, Maestro».
Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

Reflexión del Evangelio de hoy

A qué tribulación he llegado, en qué violento oleaje estoy metido

Entiendo que lo más relevante de esta lectura para el hagiógrafo ha sido lo que se refiere expresamente a Jerusalén. En concreto a la tristeza y el arrepentimiento del rey Antíoco por haber saqueado el templo, y, por supuesto, por haber enviado gente que exterminase los habitantes de Judea sin motivo. ¿Habrá algún motivo que justifique el exterminio?).

En el salmo de esta celebración, se da gracias a Dios “porque mis enemigos retrocedieron, cayeron y perecieron ante rostro”. Esa violencia fue el ambiente generalizado de la historia del pueblo judío. Y no pudieron menos que integrar a Dios en ese ambiente, como colaborador en esa historia de violencia. ¿Esta manera de pensar o de sentir permanece hoy entre nosotros los cristianos? ¿Buscamos aún a Dios para que castigue a quienes nos han hecho mal?

No es Dios de muertos, sino de vivos

¡Vaya cuestión que plantea el texto evangélico: cómo será la vida de los resucitados, qué relaciones habrá entre ellos!

Nos cuesta aceptar el misterio. A Dios, como a la vida del  más allá de la muerte no hay que comprenderlos: hay que tener fe. Son un misterio. El misterio no se comprende. Pero, sí es un desafío acercarnos más a él. Con la inteligencia del humilde.

Nos cuesta no entender la otra vida como una reproducción feliz de ésta. En esa línea se mueve el Islam. Jesús nos advierte en el texto evangélico que proclamamos este día que no es así. Es otra vida, no ésta reproducida. Es la vida eterna en que creemos. Y creemos, cuando ya nos cuesta entender eso de “eterna”, sin tiempo, nosotros que no podemos menos que pensar desde el tiempo. Confiamos -tenemos fe- en una vida feliz, que nos ha prometido quien para conseguirla ha ofrecido su vida en la cruz. No quedaremos desilusionados, tengamos fe. Una fe que tiene su fundamento en que nuestro Dios es un Dios de vivos, no de muertos. Viviremos en Dios.

Para acercarnos a esa fe hemos de esforzarnos de que Dios está presente en nuestro vivir hoy y aquí. Lo que supone vivir de acuerdo con el Evangelio de Jesús de Nazaret. Esa ha de ser nuestra preocupación inmediata. ¿Lo es?

Fray Juan José de León Lastra O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)


Evangelio del día

Evangelio del jueves 23 de noviembre de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 41-44

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:
«Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita»

Reflexión del Evangelio de hoy

Objeción de conciencia

Durante esta semana, porque llegamos al final del tiempo litúrgico, se recoge el libro de los Macabeos y se mezclan los dos libros. Este libro narra diversos episodios ocurridos en el pueblo judío en su enfrentamiento a la helenización impuesta por los sucesores de Alejandro Magno.

El pueblo judío quiere restaurar su monarquía, pero los diversos reyes impuestos por la nueva helenización del pueblo, no respetan la libertad religiosa. Nos presenta la historia, o lo sucedido con una familia llamada de los Macabeos. Es un planteamiento de historia religiosa que interpreta los acontecimientos, desde la fe del pueblo judío y su fidelidad a la Alianza.

Este breve relato nos presenta a una familia, que siendo fiel a la ley y a  la Alianza, es capaz de enfrentarse a las órdenes dadas por la autoridad competente. Ley que exigía la apostasía. Provoca en la familia objeción de conciencia.

Percibimos cómo, a pesar de los halagos hechos por el rey hacía el padre de familia, él prefiere ser amigo e Dios, que del rey. A pesar de todo el oro, plata y regalos, no renunciaron a su fe en YAWE y en la Alianza.

Esta fidelidad a la Alianza arrastró con su ejemplo a muchos judíos y decidieron entregarse a esa Alianza, bajando al desierto. Este ejemplo de objeción de conciencia es algo que nos puede y debe servir para nuestra reflexión. ¿Qué está impidiendo nuestra fidelidad al seguimiento de Jesús? ¿Cómo aplicar, hoy y aquí, la objeción ante tanta norma que está perjudicando derechos humanos?

Lágrimas humanas o lágrimas divinas

Cuando uno visita Tierra Santa en el Monte de los Olivos se encuentra con una Iglesia que se llama “Dominus flevit”. El arquitecto la ideó como una lágrima, en recuerdo de este pasaje que recoge la liturgia de hoy.

Cuando a nuestros ojos llegan las lágrimas expresan sentimientos, pueden ser sentimientos de alegría, de tristeza. Se deben a acontecimientos diversos, que ocurren en nuestra existencia y de la que todos tenemos experiencia.

Los acontecimientos diarios en nuestra vida, provocan en nosotros, sentimientos que los expresamos con nuestro cuerpo, pues tenemos estructura sacramental. Expresamos, cariño, alegría con nuestro cuerpo. Expresamos dolor, enfados, tristeza con nuestro cuerpo. Expresamos nuestra fe con signos externos, con nuestro cuerpo.

Seguro que Jesús lloró muchas veces. Lloró ante la muerte de su amigo Lázaro. Lloró ante la reacción negativa hacía su postura ante Dios y ante los demás. Aquí el pasaje nos da la razón por la que llora: “Porque no reconociste el tiempo de tu visita”. Lo hace mirando a Jerusalén, ciudad donde se concentraba todo el poder, político, religioso, económico etc. Los dirigentes de estos gremios oprimían al pueblo y nunca aceptaron lo que Jesús expresaba con su palabra y ratificaba con su actuación. Eran sus mayores enemigos y los que impedían la comprensión de su mensaje al pueblo.

Este pasaje me sugiere algunas preguntas para mi reflexión personal ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar los signos de los tiempos? ¿Por qué somos tan reacios a proponer, con valentía, los valores del Evangelio? ¿Por qué nos cuesta tanto escuchar al Espíritu y escucharnos entre nosotros como pretende la sinodalidad?

Nuestros lamentos, igual están haciendo a Jesús llorar, porque aceptando su mensaje no lo ponemos en práctica.

Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)


Evangelio del día

Evangelio del martes 21 de noviembre de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 1-10

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Reflexión del Evangelio de hoy

Esta semana estamos leyendo los libros de los Macabeos; éstos no formaban parte del canon de la escritura de los judíos, pero han sido reconocidos por la Iglesia cristiana como inspirados. El título les viene del sobrenombre de Macabeo, dado al héroe principal de esta historia y que también se aplicó a sus hermanos.

En estos versículos del segundo libro de los Macabeos nos encontramos con la narración del martirio de Eleazar; dice el texto que era “uno de los principales maestros de la ley, un hombre de edad avanzada y con un semblante muy digno”. Los Padres de la Iglesia han celebrado en Eleazar a un mártir de antes de Cristo.

Ante la propuesta de sus viejos amigos de cumplir materialmente la ley, de estar en regla exteriormente con ella, él actúa siguiendo la propia conciencia, según la voluntad de Dios, con una actitud auténtica de un hombre de fe situado ante Dios.

Ante el final de su vida, “quiere legar un noble ejemplo para que los jóvenes aprendan a arrostrar una muerte voluntaria por amor a la ley”; nombra el texto a las leyes venerables y santas como expresión que procede del campo jurídico helénico, pero para el autor, las leyes son esencialmente la Ley, que se identifica con la Alianza y es prenda de la benevolencia divina. Las palabras del salmista “el Señor me sostiene” resuenan en los labios de Eleazar, que experimenta que el Señor es su escudo, que le escucha y que mantiene alta su cabeza.

Un encuentro de salvación

Lucas es el único evangelista que habla del encuentro de Jesús con Zaqueo y con estos versículos expresa un tema muy particular como es la conversión de los pecadores. Zaqueo era el jefe de los recaudadores de impuestos romanos, un hombre odiado entre todos, que oprimía al pueblo sencillo enriqueciéndose a costa de la gente humilde, el que sacaba provecho de asuntos injustos, el jefe de los publicanos de Jericó. Aquí se dice que Zaqueo quería ver a Jesús y explicita que era bajo de estatura: se narra un encuentro y viene a mi memoria la frase que dice: “El Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. Es una afirmación de Jesús que nos explica qué ha pasado en Zaqueo. Hemos oído muchas veces la palabra salvación y aquí Jesús la aplica, diciendo a Zaqueo: “Hoy ha sido la salvación a esta casa”.

Dice el Obispo San Ambrosio de Milán, que “Zaqueo prefirió la luz de la gloria de Cristo y oyendo que pasaba el Señor, subió a un árbol, porque, al ser bajo de estatura, no podía verle con tanta multitud. Vio a Cristo y encontró la luz. Lo vio y, de robar anteriormente las cosas a los demás, pasó a distribuir las suyas propias”. El encuentro es el lugar donde se recogen los significados, donde las personas dan los grandes cambios, como vemos en Zaqueo.

El concepto encuentro es una realidad muy profunda, no es una entrevista, no es una reunión. Un encuentro implica cambios, no es estar al lado de una persona y ya, conlleva la salvación ¡El encuentro es más que un simple hablar! En un encuentro hay una interacción de lo profundo del hombre. Se dice que el encuentro es entre dos personas o no es nada. Y si esas dos personas no llegan hasta el final no se encuentran una con otra; el encuentro no es simplemente estar uno al lado de otro. La persona se encuentra en la plenitud cuándo ha encontrado algo que la ha hecho levantarse. El camino que tiene el encuentro nos asombra y hace que nos miremos a nosotros mismos, descubriendo la belleza, la grandeza, la bondad y la altura espiritual del verbo encarnado, que es Jesús. El encuentro primordial es con Dios; nos encontramos primeramente con Él, de lo contrario es pura función. Este encuentro nos transforma, transforma la conducta moral porque al encontrarnos con Jesús que va a la fuente no sólo dice que lo que haces está mal, sino que su voz nos interpela para reconocer su presencia en la historia personal de cada uno, descubriendo así el proyecto de amor que tiene para nuestras vidas.

En este día celebramos, junto con los cristianos de la Iglesia oriental, la “dedicación” que María hizo de sí misma a Dios, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción inmaculada.

Son historias con nombre propio: el martirio de Eleazar, el encuentro de Jesús con Zaqueo, la Presentación de la Santísima Virgen María en el templo. La Eucaristía es un encuentro con Jesús en las condiciones en que estamos; este encuentro es una integración del hombre, es humanizador, salvador. La Sagrada Escritura nos puede ayudar en nuestros encuentros con Él; la oración nos ayuda a conocerlo mejor a Él y a nosotros mismos. Hagamos de nuestra vida una historia de encuentro con el Señor, cumpliendo su santa voluntad, como Eleazar, Zaqueo y María, que alabando a Dios hicieron entrega de sí mismos.

Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)


Evangelio del día

Evangelio del domingo 19 de noviembre de 2023

Padre Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.
Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.
Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
El señor le respondió:
“Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».

Reflexion del evangelio de hoy

III.1. El evangelio de Mateo (25,14-30) nos muestra, tal como lo ha entendido el evangelista, una parábola de “parusía” sobre la venida del Señor. Es la continuación inmediata del evangelio que se leía el domingo pasado y debemos entenderlo en el mismo contexto sobre las cosas que forman parte de la escatología cristiana. La parábola es un tanto conflictiva en los personajes y en la reacciones. Los dos primeros están contentos porque “han ganado”; el último, que es el que debe interesar (por eso de las narraciones de tres), ¿qué ha hecho? :“enterrar”.

III.2. Los hombres que han recibido los talentos deben prepararse para esa venida. Dos los han invertido y han recibido recompensa, pero el tercero los ha cegado y la reacción del señor es casi sanguinaria. El siervo último había recibido menos que los otros y obró así por miedo, según su propia justificación. ¿Cómo entendieron estas palabras los oyentes de Jesús? ¿Pensaron en los dirigentes judíos, en los saduceos, en los fariseos que no respondieron al proyecto que Dios les había confiado? ¿Qué sentido tiene esta parábola hoy para nosotros? Es claro que el señor de esta parábola no quiere que lo entierren, ni a él, ni lo que ha dado a los siervos. El siervo que “entierra” los talentos, pues, es el que interesa.

III.3. Parece que la recompensa divina, tal como la Iglesia primitiva pudo entender esta parábola, es injusta: al que tiene se le dará, y al que tiene poco se le quitará. Pero se le quitará si no ha dado de sí lo que tiene. Y es que no vale pensar que en el planteamiento de la salvación, que es el fondo de la cuestión, se tiene más o menos; se es rico o pobre; sino que la respuesta a la gracia es algo personal que no permite excusas. La diferencia de talentos no es una diferencia de oportunidades. Cada uno, desde lo que es, debe esperar la salvación como la mujer fuerte de los Proverbios que se ha leído en primer lugar. Tampoco el señor de la parábola es una imagen de Dios, ni de Cristo, porque Dios no es así con sus hijos y Cristo es el salvador de todos. Es una parábola, pues, sobre la espera y la esperanza de nuestra propia salvación. No basta asegurarse que Dios nos va a salvar; o aunque fuera suficiente: ¿es que no tiene sentido estar comprometido con ese proyecto? La salvación llega de verdad si la esperamos y si estamos abiertos a ella.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)


Evangelio del día

Evangelio del sábado 18 de noviembre de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18,1-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

Reflexión del Evangelio de hoy

Unidos para la misión

Leemos hoy unos pocos versículos de la tercera carta de Juan. Va dirigida a un cristiano llamado Gayo a quien elogia por su actitud generosa y comportamiento de buen colaborador con los misioneros itinerantes que pasaron por su comunidad. Les proveía de lo necesario, “cooperando así en la propagación de la verdad”.

 También hoy, ¡cuántos laicos y laicas realizan una labor humilde, sencilla, pero meritoria: con su trabajo de misioneros o catequistas o voluntarios! ¡Cuántos cristianos colaboran con su ayuda al trabajo de los misioneros o al sostenimiento de las obras de la Iglesia -iglesias, seminarios, mantenimiento del personal- y lo hacen calladamente!          

Si Jesús afirmó que no quedaría sin recompensa quien diera un vaso de agua a uno de sus discípulos, san Juan exhorta a colaborar en la predicación de la verdad del evangelio en la forma que cada uno pueda y desde el lugar y la posición que cada uno ocupe. Cada uno en la medida de sus posibilidades. Pero el compromiso es de todos los creyentes.

Orar sin desanimarse

Lucas es el evangelista de la oración. Es el que más veces describe a Jesús orando y más nos transmite su enseñanza sobre cómo debemos orar.

Hoy lo hace con la parábola de la viuda insistente. El juez no tiene más remedio que concederle la justicia que la buena mujer reivindica. No se trata de comparar a Dios con aquel juez, que Jesús describe como corrupto e impío, sino nuestra conducta con la de la viuda, seguros de que, si perseveramos, conseguiremos lo que pedimos.

La perseverancia no equivale a impaciencia. Solamente el paciente es perseverante. El impaciente se cansa pronto y cede. El paciente persevera hasta el fin. Por eso la perseverancia es signo de amor y el amor nos abre  el acceso al Padre.

Jesús recomienda la confianza, la fidelidad y la perseverancia en la oración como clave para alcanzar lo que necesitamos; porque Él está intercediendo ante el Padre por nosotros.

La pregunta final de Jesús, en la página que hoy leemos, es provocativa: “cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”.Pidamos al señor estar seguros de que Dios nos escucha en todo momento y en toda circunstancia.

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.
Convento de la Virgen del Camino (León)