Evangelio del martes 30 de mayo de 2023
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más – casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones -, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
Reflexión del Evangelio de hoy
El Señor sabe pagar y te dará siete veces más
Esta primera lectura del Eclesiástico nos descoloca en nuestra cultura de hoy, porque estamos acostumbrados a disfrutar alrededor de nuestro yo, muchas veces pensamos: “Yo me lo he ganado con mi esfuerzo, pues yo me lo disfruto”, a veces este “yo” pasa a un “nosotros”, la mayoría de las veces familiares o amigos cercanos, es decir, podemos ser capaces de compartir lo nuestro, pero con los nuestros. Pero, precisamente, hoy se nos invita a compartir lo que tenemos con todos, a ser generosos sin mirar con quién.
La lectura de hoy nos deja ver que el rito tiene que ir unido a la vida, si no es así el primero queda vacío. Así que como creyentes tenemos que tener presente que Dios nos da primero, para que nosotros respondamos compartiendo con los demás y luego Dios vuelve a darnos centuplicado. Nos dice el texto: “Dios te dará siete veces más”. Dios nos da todo, como dice el Apóstol San Pablo: “¿Qué tienes que no hayas recibido?”
Hay una lista de cosas que enumera Ben Sirá, como, por ejemplo, observar la ley, guardar los mandamientos, hacer favores al prójimo, apartarnos del mal…. Todo esto es lo que agrada a Dios, porque para Dios lo principal es amarlo a Él y al prójimo.
Dios no se deja ganar en generosidad, pero tampoco se deja sobornar, y muchas veces nos acercamos a Él chantajeándolo o intentando comprarlo, si me das… te doy. Los cristianos estamos llamados a compartir lo que tenemos, pero con alegría, sin ser mezquinos. Procuremos que no nos pase como decía San Agustín: “Si das el pan triste, el pan y el mérito perdiste”
Tengamos un corazón agradecido a Dios por todos los bienes recibidos y pidámosle un corazón desprendido y generoso para poder compartirlos.
Recibiréis cien veces más y en la edad futura la Vida Eterna
Ayer veíamos como un joven se iba triste por no poder seguir a Jesús a causa de su apego a las riquezas, hoy el Señor nos hace una promesa al respecto, nos anuncia que el que deje todo, no sólo los bienes materiales, sino también los afectos, como la familia, etc…, no quedará defraudado, sino que recibirá cien veces más y lo más importante, recibirá la Vida Eterna, pero con persecuciones. Cristo no nos lleva a engaños, es cierto que seguirle a Él es ya disfrutar de la Vida Eterna aquí en la tierra, pero con sufrimientos.
Hoy Jesús nos invita a confiar en Él, sabemos que para Dios nada hay imposible y Él nos dará su gracia para dejarlo todo y seguirle, y, sobre todo, Él nos dará su gracia para soportar las persecuciones, el camino no es fácil, pero la fe nos dice que encontraremos la felicidad plena, como dice Pedro en otro lugar: “A dónde vamos a ir, tú solo, Señor, tienes palabras de Vida Eterna”
Hoy, Dios nos sigue buscando, nos sigue invitando a cambiar de rumbo, a que hagamos las cosas diferentes, a descubrir cuál es la voluntad de Dios en nuestra vida. Es bueno plantearse si nosotros podemos decir como Pedro: “Lo hemos dejado todo y te hemos seguido” Cada uno examínese y vea si realmente lo ha dejado todo o todavía tiene el corazón apegado a algo que le impide seguir al Señor con plena libertad interior. Optar por Cristo siempre será la mejor opción de nuestra vida, porque Él es el que da sentido a ella.
Pidamos al Señor que nos dé fe, esperanza, valor y perseverancia para seguir su camino sin mirar atrás.
MM. Dominicas
Monasterio de Santa Ana (Murcia)