Evangelio del día

Evangelio del miércoles 2 de agosto de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra».

Reflexión del Evangelio de hoy

La liturgia de hoy nos invita a reflexionar sobre nuestra relación personal con el Señor. Tanto la primera lectura, el salmo como el Evangelio, expresan de formas diferentes la alegría de este encuentro que da vida para todos. Un encuentro con dos movimientos: la gratuidad de la acción de Dios y la colaboración personal, comunitaria en la construcción del reino de Dios.

Hablando cara a cara

Se dice que Moisés hablaba con Dios cara a cara, como a un amigo. Pero no siempre fue así. Estos días atrás la liturgia nos recordaba cómo en su primer encuentro, Moisés “se tapó la cara porque temía ver a Dios” (Ex 3, ).La amistad entre Moisés y Dios será construida en una relación de confianza mutua. Dios le confía una misión, independientemente de sus limitaciones o fragilidades. Y en esa confianza, Moisés realizará la misión que se le pide hablando, cuestionando y solicitando de Dios aquello que él mismo percibe en bien del pueblo.Es esa experiencia la que se revela a través de su rostro, expresión por la cual el pueblo de Israel reconocía en Moisés, el amigo de Dios. Considero interesante pararnos ante el simbolismo “de cubrirse el rostro con un velo”. Moisés está con el rostro descubierto cuando dialoga con Dios y cuando transmite al pueblo el dialogo mantenido, momentos en donde no debe haber ni máscaras ni intereses personales. Una conciencia de ser intermediario, transmisor de un mensaje que no le pertenece. 

Una explicación que parece que nunca explica nada

En el Evangelio de hoy, una vez más, Jesús habla del reino de los Cielos, o del reino de Dios. La cuestión es que nos deja como estábamos. Sí, se parece a un tesoro, o a una perla fina… Pero nos quedamos como estábamos… Es curioso como Jesús siempre utiliza parábolas para hablar del reino de Dios: una realidad presente y escondida, pero que una vez descubierta cambia profundamente la vida de la persona: lo vende todo, lo deja todo por el tesoro descubierto o la perla de gran valor.La llegada o el descubrimiento del reino de Dios pide un cambio profundo. Por un lado se trata de dejarse transformar y, por otro, de una decisión personal para construir la vida tal y como la quiere Dios. Jesús nos propone un estilo de vida en consonancia con la voluntad de Dios: Es una conversión personal que no se queda en el individuo, sino que lleva a una nueva forma de vivir y comportarse en la familia, con los vecinos, en el trabajo, en la comunidad, en la sociedad.Un cambio de actitudes que pueda llevar a todos a una vida más digna y segura. Una vida diferente, que no se paute por los rencores, enemistades, envidias, venganzas, humillación… Se trata de parecernos a Dios, de un comportamiento más fraterno y solidario cuyas consecuencias se expresan en las relaciones construidas en el día a día; y como efecto onda, se tendrían que expandir a todos los espacios de la sociedad.Jesús nos presenta el reino de Dios como algo sencillo y, al mismo tiempo, fácil de reconocer por cualquier persona, incluso las más sencillas: quienes se deciden a entrar en la dinámica del reino de Dios, experimentan la Vida en abundancia. Por eso quien encuentra este tesoro, lo vende todo, pues la fuerza salvadora de Dios ya está actuando en medio de nosotros. 

Hna. Ana Belén Verísimo García OP
Dominica de la Anunciata


Evangelio del día

Evangelio del martes 25 de julio de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 20-28

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».

Reflexión del Evangelio de hoy

Celebramos la Solemnidad de Santiago, aquel apóstol que, como le reza uno de los himnos de la liturgia de este día: “En Judea y Samaría al principio predicaste, después a España llegaste, el Espíritu por guía, y la verdad has plantado donde reinaba el error”.

Que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros

Además de festejar y agradecer el don de la fe plantada desde los inicios de la Iglesia en nuestras tierras por la generosidad apasionada de este apóstol y los primeros cristianos; las lecturas de hoy nos animan a recoger el testigo de nuestro santo Patrón en la evangelización. Si la primera lectura nos sitúa históricamente y recoge el testimonio final de Santiago el mayor con su martirio: “El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan”; es la segunda lectura la que nos da la clave para interpretar este testimonio en el conjunto de la vida del cristiano. El martirio, las tribulaciones, el acoger y aceptar la cruz que forma parte de la vida del apóstol, no son una especie de apéndice inevitable al que se enfrenta uno en soledad, como si se tratara de la “guinda del pastel” a la que hay que resignarse por incluida en el lote del apóstol en tiempos de persecución; como si se tratara de una consecuencia aislada, privada y personal sin nada que ver con la misión encomendada.La misión, el testimonio se hace fecundo, real y concreto precisamente en la cruz. No son dos cosas separadas. La predicación del apóstol es mucho más que un discurso, mucho más que palabras; es la experiencia transformante que, en el reconocerse débil, pobre, incapaz –verdad que solo llegamos a reconocer y palpar a través de la cruz- descubre la fuerza extraordinaria de Dios, de la que se hace testigo en su propio cuerpo, en su vivir y existir. “Llevando siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”. No es sufrir por sufrir; no es masoquismo ni resignación; es hacerse instrumento, con el todo de nuestra existencia, acoger lo que hay de muerte en nuestras vidas y dejar que, más allá de nuestras fuerzas que se encuentran superadas –“no proviene de nosotros esta fuerza tan extraordinaria”-, sea la vida de Jesús la que se manifiesta en medio de todo ello. Entregar la vida y ser apóstol va de la mano. No hay predicación del Evangelio sin cruz. A medida que el testigo se deja despojar y reconoce su pobreza e incapacidad, se capacita para descubrir y creer realmente que es la gracia de Cristo la que actúa en él y su vida entera se convierte en testimonio de la fuerza y el poder de Dios.

No sabéis lo que pedís

El Evangelio de esta Solemnidad nos desmonta toda idealización posible y, al mismo tiempo, nos descubre cómo Dios, conociendo de sobra el corazón humano, no se escandaliza de él; es más, cómo es capaz de servirse de lo más ruin y mezquino para comenzar a realizar su obra en nosotros.Santiago y Juan aspiran a ser algo en esta vida, como cualquiera de nosotros. Lo sorprendente es que Jesús, al escuchar la petición –en boca de su madre, en este pasaje- no se escandaliza ni les regaña. Cierto que les dice “no sabéis lo que pedís”; pero decide servirse de su ignorancia y también entusiasmo, aunque sea algo imperfecto, para llevarles más allá. Cuando contestan convencidos que son capaces de beber el cáliz siguen sin tener ni idea de lo que eso significa, pero no importa: “mi cáliz lo beberéis”. Tampoco nosotros tenemos mucha idea de lo que pedimos y menos aún de lo que aseguramos que estamos dispuestos a pasar en los momentos de fervor y mayor ardor, pero Dios acoge eso, aunque tenga bastante de nuestra ignorancia y vehemencia; pero ya se encargará de purificarlo. No se trata por tanto de acallar los sueños, los anhelos y los entusiasmos, tampoco el fervor, aunque esté poco aterrizado; sino que se trata de beber el cáliz y permanecer en la misión y la fidelidad cuando nos demos cuenta que no tenía nada que ver con lo que nosotros creíamos.Cuántas veces nuestros deseos de evangelizar y de dar testimonio tienen un alto porcentaje de búsqueda de nosotros mismos, de reconocimiento o compensación de nuestros complejos, de ser servidos más que de servir. Cuántas veces nos creemos que seremos nosotros quienes llevemos a Cristo y descubrimos que es Él quien nos espera en la misión misma. La experiencia de la misión – a veces sin salir de nuestros entornos más cotidianos– nos hace descubrir que aquel Dios que creíamos dominar, poseer, del que íbamos a dar testimonio tiene demasiado de nuestro ego, y que nuestras certezas -¿Sois capaces? ¡Podemos!- se disuelven tan pronto como las dificultades empiezan. No importa, Dios se vale de todo ello, ya contaba con nuestras mezquindades y conocía nuestro corazón cuando nos llamó. En el proceso mismo se aquilatarán nuestras intenciones y la experiencia –marcada por la cruz- purificará nuestras ansias de ser y ser servidos, buscar el poder y querer dominar e imponer. La clave estará –porque nunca dejamos de ser libres- en aceptar que nuestras seguridades se desmoronen y nuestras ansias de poder se frustren un poco para acoger la novedad del Espíritu en una misión de la que no somos dueños ni guionistas; o en rebelarnos y mantenernos en nuestros trece, haciendo infecundo cualquier intento de ser testimonio creíble, por muy bien que hablemos, hagamos planes pastorales u organicemos la vida de los demás.

Sor Teresa de Jesús Cadarso O.P.
Monasterio Santo Domingo (Caleruega)


Evangelio del día

Evangelio del viernes 21 de julio de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 12,1-8

En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.Los fariseos, al verlo, le dijeron:
«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».Les replicó:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.Si comprendierais lo que significa “quiero misericordia y no sacrificio”, no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

Reflexión del Evangelio de hoy

Salvados por la sangre del Cordero

En este pasaje del Libro del Éxodo podemos ver un anticipo de la Salvación. Tras muchas advertencias al faraón para que dejara libre a su pueblo Dios hace justicia. Puede parecernos cruel pero no es así: el Señor es lento a la cólera, advierte, previene pero llegado el caso aplica su Justicia.Dios le da instrucciones precisas a Moisés de cómo deben prepararse para la partida y de que esa fecha deberá ser recordada por siempre: es la Pascua, el paso del Señor. Y le ordena que sacrifiquen un cordero sin mancha, puro, y que con su sangre marquen sus casas, esa será la señal para su salvación del castigo. Pasará el tiempo, Jesús comerá la Pascua con sus discípulos, será sacrificado con el Cordero inocente y por su sangre seremos salvados cumpliéndose así la promesa que hizo Dios a nuestros padres.De nada nos sirve intentar contravenir la Voluntad de Dios, Él es Padre, es Misericordia pero no olvidemos que también es Justo. Debemos tener temor de Dios, algo que parece que en nuestros días está olvidado, pero que entra dentro de lo que debe ser nuestra relación con Él: de hijos a Padre, con infinito amor y con profundo respeto y obediencia. Revelarse contra el Señor solo conduce a la muerte.

Antes está el hombre que el sábado

Una vez más asistimos a un enfrentamiento entre Jesús y los fariseos. En este caso por no cumplir con las estrictas normas del sábado judío. Y una vez más Cristo pone al hombre por encima de unas leyes que lo esclavizaban: primero están las necesidades y luego las normas. Eso es lo que nos viene a decir. Y lo ilustra con ejemplos traídos del Antiguo Testamento que los fariseos conocían muy bien.En este caso Jesús se proclama “señor del sábado” para hacerles ver que hay algo más importante que el conjunto de costumbres y reglas que a lo largo de los siglos habían ido acumulando, para que entiendan que el amor de Dios está por encima de todo eso. Esta es la gran revolución que Jesús nos trae: el amor por encima de todas las cosas. No es más justo, no quiere más a Dios, el que se limita a cumplir los ritos de manera mecánica y perfecta mientras contempla las necesidades de los hermanos sin hacer nada. De poco sirve que yo cumpla los preceptos si en mi corazón no existe el amor al prójimo. Los discípulos tenían hambre y cogen unas espigas para ir comiendo por el camino ¿Qué hay de malo en ello? ¿Su fidelidad a Dios va a ser menor por saciar su hambre aunque sea sábado? Pensemos, recapacitemos en las veces que por ceñirnos a lo establecido hemos silenciado a nuestro corazón. De nada me servirá ir a misa un domingo si con ello desatiendo a ese amigo, a ese familiar que me necesita. De nada me servirá darme golpes de pecho en señal de arrepentimiento si no soy capaz de perdonar al hermano. En vano caerá mi ayuno si miro hacia otro lado ante las injusticias que se cometen a mi alrededor. “Misericordia quiero y no sacrificios” dice el Señor y nosotros debemos grabar esas palabras en nuestro corazón, solo así alcanzaremos la gracia a los ojos de Dios.

D. Luis Maldonado Fernández de Tejada, OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro


Evangelio del día

Evangelio del martes 18 de julio de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,20-24

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:
«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».

Reflexión del Evangelio de hoy

¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro?

Moisés fue protegido en su nacimiento del poderoso que le perseguía. Refugiado en otro país, vivió años una vida oculta hasta que Dios le llamó para salvar a su pueblo de la esclavitud. Dice la Escritura que Moisés fue el hombre más humilde de todos, hablaba con Dios cara a cara, intercedió continuamente por su pueblo a pesar de ser rechazado por los suyos en multitud de ocasiones y nos narra los muchos milagros que Dios obró por su mano. Es el personaje que más concordancias tiene con JesúsSi miramos hacia atrás en nuestra vida, ¿cuántos milagros reconocemos que Dios ha obrado en ella? Y sin embargo ¿Cuántas veces le ponemos a prueba, no escuchando su voz? sale a nuestro encuentro invitándonos a seguirle y rechazamos su gracia por escoger lo más fácil, lo que no compromete, lo cómodo o lo que sigue la mayoría ¿Desconfiamos de Él en el momento de la prueba y nos aferramos a dioses forjados por los hombres? ¿No escuchamos a las personas que pone en nuestro camino para ayudarnos?De los israelitas que salieron de Egipto, sólo Josué y Caleb, entraron en la tierra prometida, porque no dudaron de la promesa de Dios y se mantuvieron siempre fieles a Él.

Y tu Cafarnaúm ¿piensas escalar el cielo?

En este capítulo de S. Mateo, Jesús es rechazado por los habitantes de aquellas ciudades, en las que Él más se había entregado, conviviendo con ellos y enseñando su doctrina. De ahí, la exclamación:“Ay! De ti, Corozaín, ¡Ay de ti Betsaida!, si en Tiro y Sidón, se hubieran realizado los milagros hechos en vosotras, hace tiempo que vestidas de saco y sentadas sobre ceniza, se hubieran convertido”. Por eso os digo que el día del juicio, les será más llevadero a Tiro y Sidón, que a vosotras. Y tú Cafarnaúm, piensas escalar el cielo, hasta el abismo te hundirás, porque si en Sodoma se hubiesen realizado los milagros hechos en vosotras, hace tiempo se habría convertido, por eso os digo que el día del juicio, le será más llevadero a Sodoma y a Gomorra, que a ti”.Para los judíos, Sodoma y Gomorra eran ciudades arquetipo del mal, así como después Tiro y Sidón; ciudades de gran comercio, que se convirtieron en las más ricas, y cosmopolitas. Jesús compara a Tiro y Sidón, blanco de las críticas de todos los profetas y a Sodoma y Gomorra con Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm, donde había predicado, y realizado grandes milagros, como una increpación porque no quisieron reconocer a Jesús como el Mesías.El amor del Señor se derrama en nuestras vidas, cada día de una forma especial. Debemos tener cuidado para que los afanes, las preocupaciones, las riquezas, lo que engañosamente nos ofrece el mundo, no llegue a cautivar, a enfriar de tal manera nuestro corazón que nos aleje poco a poco de Dios. Entonces pasará a nuestro lado y no sabremos reconocerlo, no sabremos ver con la mirada de Dios cada acontecimiento que sucede en nuestra vida, y rechazaremos todo lo que nos sea desfavorable, incómodo, problemático, todo lo que nos descoloque de nuestro status, de nuestra comodidad. Tenemos que hacer oración y escuchar lo que el Señor nos quiere decir y no lo que nosotros queremos oír, leer entre líneas para poder descubrir por dónde quiere guiarnos el Espíritu Santo y descubrir la Voluntad de Dios que a veces puede cambiarnos la vida y, aunque sintamos miedo ante lo que nos pide, poner en Él todo nuestro corazón y nuestra confianza, teniendo los ojos fijos en Él, y si nos sentimos sin fuerza para hacerlo, sólo tenemos que pedirle: ¡Señor, ayúdame! ¡Qué alegría cuando respondemos con prontitud, y qué vacío cuando nos reservamos para nosotros mismos!

MM. Dominicas
Sto Domingo el Real – Madrid


Evangelio del día

Evangelio del jueves 13 de julio de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 10,7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«ld y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.
Gratis habéis recibido, dad gratis.
No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies.
En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquella ciudad».

Reflexión del Evangelio de hoy

Pues para preservar la vida me envió Dios delante de vosotros

La lectura del Libro del Génesis nos relata de un modo teológico especial, como Dios Creador, va moviendo los hilos de la historia y cómo actúa realmente este Dios, en la historia de la salvación. A lo largo de la historia de la salvación en el corazón del ser humano se van viendo esa serie de caídas por la vulnerabilidad humana y como Dios va también levantando y restituyendo el corazón del ser humano.En nuestra historia personal se dan de una forma clara ese binomio de bondad y maldad, luz y tiniebla, pecado y gracia, pertenece a lo más íntimo de nuestra propia realidad. Así se ve proyectado también a lo largo de la Sagrada Escritura. En la figura de José, se nos muestra de una forma pedagógica este hecho: La fragilidad humana que se ve abrazada por la sublime misericordia de Dios. José ha sido vendido por sus propios hermanos a unos mercaderes. Los celos, egoísmos, miserias afloran en el corazón de aquellos que incluso amamos y que forman parte de nuestras vidas, la propia familia. ¿Cuántas familias enemistadas, rotas, por una triste herencia? José en lugar de vengarse, de sus hermanos de una forma sublime, los descoloca mostrándoles el perdón como la vía de la grandeza humana.José ha entrado en la dimensión del Dios creador, que actúa en la historia de la salvación. Ha entrado en la sabiduría de Dios. José es realmente grande porque ha comprendido el mensaje del Señor, el precepto, de vivir con un amor profundo a Dios y al prójimo. La paz, amor y plenitud de vida que te lleva a actuar según este Dios que está por encima de la ofensa y nos llama a poner la otra mejilla: «Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos» (Mt 5,44-45) derrama la gracia de su amor a aquellos que están necesitados de ella.

Gratis habéis recibido, dad gratis

El pasaje del evangelio en el día de hoy se presenta en el envío misionero que Jesús hace a sus discípulos. El mensaje de la Buena Noticia y el amor de Dios tienen que llegar hasta los confines de la tierra, mediante el testimonio de aquellos que se han encontrado con Jesús en sus vidas. Por aquellos, que se sienten interpelados por el Maestro de Nazaret. Jesús, es realmente ese tesoro capaz de centrar toda tu vida. Y al igual que expresa el texto sagrado, aquella persona que tiene la suerte de descubrirlo, lo vives así, como el haber encontrado esa perla preciosa. Así, eres capaz de descubrir que en tu vida todo lo has recibido gratis y lo debes de dar gratis.Un aspecto del que habla el texto es la gratuidad. Tolo lo hemos recibido de las manos de este Dios Creador. Nos ha llamado a la existencia y en su infinito amor nos ha soñado y nos llama por nuestro nombre: «Él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28). Desde la existencia hasta los talentos que ha puesto en nuestro interior. La huella de su amor que nos permite buscarlo y reconocerlo como: «Abba». La promesa hecha realidad de que nos estamos solos en el desierto de la vida sino que nos acompaña la presencia viva del espíritu de Jesús. Por tanto, no queda otra cosa que darlo todo por amor.Después de haber experimentado el amor, Jesús, pide al discipulado que sea capaz de ser libre, disponible, desprendido, para que pueda llegar a otros la Buena Noticia, el amor de Dios hecho sanación. No estéis apegados a nada sino con libertad absoluta para ir al mundo entero. Confiando siempre en que Dios va acompañando tu vida.El aspecto central del sentirse amado y enviado culmina con la experiencia de sentirse en una paz que desborda tu vida, la paz interior plena que en ningún momento nadie te puede arrebatar. El shalom bíblico, que no es la ausencia de guerra, tribulación, lucha interior, sino que tiene una dimensión más profunda. Manifestada en la armonía que se produce entre la humanidad y la creación de Dios, esa relación está abrazada por la paz. Indicada en una plenitud, armonía, salud, bienestar en las relaciones humanas que hacen que esa paz inunde tu vida. Las apariciones del resucitado tienen como denominador común que esa armonía y plenitud inunden la vida de los discípulos: «Paz a vosotros».Ese envío misionero que Jesús hace a sus discípulos es para que llegue a los confines de la tierra la Buena Noticia, como la plenitud de un encuentro con el rostro compasivo de Cristo, que da plenitud tu vida. Así, que id al mundo entero y anunciar con vuestras vidas que Jesús está vivo y resucitado.

Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P.
Real Convento de Nuestra Señora de Candelaria (Tenerife)


Evangelio del día

Evangelio del lunes 10 de julio de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 9,18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:
«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».
Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla le dijo:
«¡Animo, hija! Tu fe te ha curado».
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:
«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».
Se reían de él.
Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se levantó.
La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

Reflexión del Evangelio de hoy

Si Dios está conmigo…

Esta primera lectura tiene como protagonista a Jacob. Yendo de Berseba a Harán se le hace de noche y se echa allí mismo a dormir, apoyando su cabeza en un piedra que le sirvió de almohada. Y tuvo un sueño en el que se le manifestó el mismo Dios, que le expresó su deseo de darle la tierra donde estaba: “La tierra sobre la que estás acostado, te la daré a ti y a tu descendencia”. Y le hizo la promesa de multiplicar su descendencia y de permanecer siempre con él. “Yo estoy contigo, yo te guardaré donde quiera que vayas y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido”.No es extraño que Jacob quedara “sobrecogido” de emoción y llamó a aquel lugar “Casa de Dios”. Y agradecido le ofreció “de todo lo que me des, te daré el diezmo”.Nos encontramos ante uno de los capítulos de la historia de la salvación, la historia del acercamiento de Dios a los hombres, que culminará con el envío de Jesús, su Hijo, a nuestra tierra. Bien sabe nuestro Dios que el amor pide presencia.

Con solo tocarle el manto…

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús haciendo dos curaciones podemos decir físicas. Devuelve la vida a la hija de un personaje suplicante y arrodillado delante de él. Cura igualmente a una mujer que se le acerca “pensando que con solo tocarle el manto se curaría”.Es cierto que en este siglo XXI no conocemos a Jesús realizando muchos milagros de este tipo. Pero Jesús sigue haciendo milagros. Cada hora, cada minuto, cada segundo realiza a lo largo de toda la humanidad el milagro de adentrase en el corazón, en la vida de todos sus seguidores, cumpliendo su promesa: “Yo estaré siempre con vosotros hasta la consumación de los siglos… no os dejaré huérfanos”. Justamente Jesús “inventó” la eucaristía para regalarnos su presencia simbólica pero real: Aquí tenéis, “mi cuerpo entregado, mi sangre derramada”. “El que come mi cuerpo y bebe si sangre está en mí y yo él”. El mucho amor que nos tiene le lleva a realizar el milagro de regalarnos su continua amistosa presencia.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)


Evangelio del día

Evangelio del domingo 9 de julio de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

EN aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Reflexion del evangelio de hoy

El evangelio de este domingo es uno de los textos más hermosos del evangelio de Mateo, que no se prodiga precisamente en el misterio de la gratuidad de Dios. Lucas 10,21, para introducir estas mismas expresiones, (quiere ello decir que ambos evangelistas tienen una fuente común, la conocida como documento o evangelio Q), ha recurrido a uno de sus elementos teológicos más notorios en su obra: estas palabras las pronuncia Jesús lleno del Espíritu Santo. De esta manera, pues, se asumiría en la liturgia de hoy la fuerza y radicalidad del texto de la carta a los Romanos. Por otra parte, también se ha visto en este texto evangélico el cumplimiento del oráculo de Zacarías 9,9-10.

Se ha escrito y se ha hablado mucho del Dios de Jesús y cada generación ha de interrogarse sobre ello, porque ese Dios hay que descubrirlo en el evangelio. En este caso podríamos aplicar ese famoso “criterio de disimilitud” con el que los especialistas han tratado de fijar las palabras auténticas de la predicación de Jesús. Es verdad que sobre este criterio se ha encarecido mucho y a veces las discusiones se extreman: lo que no es del judaísmo, o por el contrario, de la comunidad primitiva, es de Jesús. Este texto de Q, sin duda, es de esos textos absolutos. Ni en el judaísmo oficial se pensaba así de Dios, ni entre los primeros cristianos se lo hubieran imaginado tal como hoy aparece en este texto de alabanza y acción de gracias de Jesús. Por tanto, tampoco se hubieran atrevido a poner en boca de Jesús palabras como estas, tan audaces y determinantes. Con los retoques pertinentes que la tradición siempre articula (aquí se usa páter, en griego, y no Abbâ, aunque se reconoce que los vv. 25-26 están recargados de sustratos arameos), nos acercamos mucho a la experiencia más determinante que Jesús tenía de su Dios. Estamos hablando de la experiencia humana de Jesús, del profeta, no debemos entenderlas, ni interpretarlas todavía, en clave trinitaria.

Jesús, pues, rompiendo con toda clase de preconcepciones sobre Dios, sobre la religión, sobre la cercanía del amor divino y de la gracia, reta a sus oyentes -aunque estas palabras las dirige a sus discípulos-, para que definitivamente se echen en las manos de Dios. ¿Por qué? porque se trata de un Dios distinto de como se le había concebido hasta ahora y, consiguientemente, de unas relaciones distintas con Él. No son los sabios, los poderosos, o los que más saben, los que lo tienen más fácil para entender al Dios de Jesús. Esa es la primera lección, lo más importante, aunque tampoco es una condena de la teología, de los teólogos o de los místicos. Pero es verdad que Jesús quiere abrir el misterio de Dios a toda la gente y, especialmente, a los más alejados, incluso a los menos “espiritualistas”.

Es posible que esto le haya valido en la historia la acusación de que su Dios es un Dios de ignorantes y de desgraciados de este mundo, como si Jesús lo hubiera creado desde un cierto resentimiento contra la sociedad de su tiempo. Y la verdad es que tomando expresiones del filósofo Nietzsche, el que había predicho la muerte de Dios, este Dios de Jesús es tan humano, que no lo soportan los espíritus soberbios, los que se creen con espíritu prometéico. El instinto de Jesús para descubrir a Dios nos ofrece a todos la posibilidad de un Dios maravilloso, humano y entrañable.


Evangelio del día

Evangelio del viernes 30 de junio de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 8,1-4

Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguieron grandes multitudes. Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él.

Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo.

Jesús extendió la mano y tocó al hombre.

Sí quiero, le dijo. ¡Queda limpio!

Y al instante quedó sano de la lepra.

Mira, no se lo digas a nadie, le dijo Jesús; solo ve, preséntate al sacerdote, y lleva la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.


Evangelio del día

Evangelio del miércoles 28 de junio de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 7,15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis».

Reflexión del Evangelio de hoy
Creer a Dios

Entiendo esta primera lectura como un reflejo del proceso “génesis” en el conocimiento y experiencia, entre el pueblo de Israel y Dios.

Toda experiencia de Fe arranca de la realidad en la que vive el pueblo y los personajes afectados en dicha experiencia. En este caso Abraham como líder del pueblo de Israel.

Tanto Abraham como el pueblo, tienen dudas de la supervivencia cara al futuro. La realidad -en otro contexto, pero no muy distinto al nuestro- es muy dudosa, no se ven signos de la presencia-actuación de Dios. Por tanto está en juego la Fe – la confianza en Dios.

Abraham “creyó a Dios” o “se fio de Dios”. Es presentado como prototipo de la Fe. Creyó a Dios contra toda esperanza.

Comienza el Proceso: El pueblo necesita de signos, de personas, de acciones que le lleven a cambiar y salir de la situación penosa y de falta de fe.

Cambiar de mirada “Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes”, ¿Cómo creéis que fuisteis capaces de salir de la dominación de los Caldeos?

Recuerdo de la promesa de Dios: “Aquel día el Señor hizo Alianza con Abraham”.

Este recuerdo actualizado lo lleva haciendo Dios desde siempre.

Sabemos que todo esto es la prehistoria de la fe, que va a terminar nada menos que en la promesa de una Vida Nueva, definitiva y por encima de la muerte, en el Reino de Dios.

Por eso es importante para nosotras/os, recordarlo, actualizarlo y siempre  fiarse.

Testimonio de Buena Noticia

El evangelio de hoy es bien claro y no necesita demasiadas interpretaciones. Por un lado siempre nuestra mirada limpia a la realidad para saber discernir, analizar y criticar cómo nos la presentan los que intentan maquillarla.

Nosotros/as sabemos, que hemos de caminar cada día buscando la verdad, la justicia, el bien común, la dignidad de toda persona, en definitiva, buscando el plan de Dios para todos los hombres y mujeres. Todo aquello que no vaya en esta dirección, por muy atractivo que lo presenten, nos tiene que hacer estar en guardia. 

 Lo que nos va a enriquecer a nivel personal, es que no nos engañemos, no defraudemos a la causa de Dios que es la causa de los pobres. Hemos de ser capaces de ver la realidad de los más sufrientes con una mirada desinteresada y llena de misericordia; y si miramos la realidad de ellos así, sabremos cuando les engañamos, cuando les prometemos y no hacemos, cuando nuestras verdades son meras justificaciones, cuando nos aprovechamos de ellos y cuando les estamos dando la espalda.

Y por otro lado, si nuestra vida y obras no trasmiten amor, alegría, esperanza y mayor Vida a nuestro alrededor, no estamos dando los  frutos  que corresponden al árbol. No siempre es fácil, con frecuencia hemos de empezar cada día. Pero sabemos de “Quién nos hemos fiado”.

Hna. Mari Cruz OP
Dominica de la Anunciata


Evangelio del día

Evangelio del martes 27 de junio de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 7,6.12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».

Reflexión del Evangelio de hoy

Toda la tierra que ves te la daré a ti y a tus descendientes

En la primera lectura de hoy, vemos cómo Dios hace una promesa a Abran: “Te daré esta tierra para siempre”.Sin embargo, Abran no recibe esta promesa por todas las riquezas que posee, sino porque prefirió alejarse de su hermano, marchar a otra tierra antes de vivir en discordia y violencia. Vemos que lo que hace rico al hombre delante de Dios, no son las posesiones materiales, todo lo que pueda hacer bien, sus méritos o sus esfuerzos, es la actitud del corazón lo que hace que Abran reciba esta promesa de parte de Dios, la capacidad del desprendimiento de los bienes propios en favor del otro, Abran fue capaz de dejar su tierra, su terreno, lo conocido y seguro, en favor de la paz con su hermano Lot.

Lo vemos también en el salmo: “Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? El que procede honradamente, el que tiene intenciones leales.La honradez y la lealtad son dos actitudes fundamentales para el cristiano. En una sociedad tantas veces marcada por la división y la lucha de poderes, donde se valoran más las apariencias que la sencillez y transparencia del corazón, ahí es donde los cristianos debemos permanecer, dar testimonio y confiar en la promesa de Dios, que nos ha prometido una tierra nueva, una ciudad que no tiene fin: el Cielo. “Te daré esta tierra para siempre”Dijo Dios a Abrán, y nos lo dice hoy también a nosotros. ¿Cómo vivir tristes y desanimados cuando el Señor nos ha hecho la promesa de una vida eterna? Vivir desprendidos, haciendo buen uso de los bienes en favor de los más necesitados, con la sencillez de corazón, fruto de una esperanza viva en Cristo, esto es lo que hace feliz al cristiano, como dice el salmo “El que así obra, nunca fallará”.

No deis lo santo a los perros

En el Evangelio de hoy, Jesús nos habla del trato y la relación con los demás, de una puerta estrecha y de un camino que conduce a la vida.

“No deis lo santo a los perros”.Perecen duras estas palabras, pero con ello, Jesús advierte a sus discípulos para que no desperdicien lo bueno, lo valioso, en cosas que no tienen fruto. muchas veces perdemos la paz porque intentamos dar una imagen de nosotros ante los demás, para ser aceptados y amados. Y se nos va la vida en ello, las apariencias, la superficialidad, el hacer “lo que todo el mundo hace” para no desentonar…esto sólo conduce al cansancio y al vacío interior. Nunca es suficiente porque siempre necesitamos el cariño y la aceptación de los que nos rodean. ¿Qué es lo santo que hay en nosotros? Lo que Dios ha puesto en nuestro corazón, los dones que nos ha regalado, Dios ha puesto dentro de nosotros un anhelo profundo de vida eterna y plenitud, nos ha dado como dones la alegría, la libertad, la entrega, la generosidad…cuando empleamos todo esto en lo que realmente vale la pena, es decir, cuando nuestros dones no los usamos egoístamente para nosotros mismos, si no que somos capaces de darnos a los demás en todo lo que hacemos, sin reservas, sin doblez de corazón, y sin intereses, experimentamos que éste es el camino que conduce a la vida.

Cristo también dice que “muy pocos dan con este camino”, y es que este camino resulta en ocasiones duro, y la puerta para entrar en la verdadera vida, es estrecha. A veces hemos de dejarlo todo atrás y guiarnos por completo de la Providencia de Dios, tal como hizo Abran saliendo de su tierra para cumplir el designio que Dios tenía pensado para él. Para nosotros, que caminamos en este seguimiento de Jesús, el dejarlo todo atrás no es un acto cargado de lamentos y resignación, sabemos que dejamos todo, para ganarlo Todo, que es Dios mismo, dejamos atrás muchas cosas, por un Bien mayor, que nos colma de felicidad y alegría perpetua.

Dios ha trazado un camino para ti y para mí, un camino que conduce a la Vida, al Cielo. Cristo, con su ejemplo, con su vida, con su muerte y Resurrección, nos muestra el amor que Dios nos tiene. ¿Por qué no entregar la vida generosamente, sin miedo, si es Dios quien nos conduce hacia la plenitud?

MM. Dominicas
Monasterio de Santa Ana (Murcia)