Evangelio del día

Evangelio del viernes 19 de mayo de 2023

Padre Pedro Brassesco

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 20-23a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre.
También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».

Reflexión del Evangelio de hoy

“No temas… yo estoy contigo”

No ver el fruto inmediato de sus fatigas, sentir sobre sus espaldas la calumnia y la persecución, tener la sensación de estar perdiendo el tiempo, suelen ser las causas más comunes de la tentación de desaliento en quienes anuncian el Reino de Dios. El Señor resucitado se dirige a Pablo para animarle a continuar su misión con las mismas palabras que Yahvé se dirige a los profetas y Jesús a sus discípulos: “No temas…. Yo estoy contigo”.

Jesús está presente en el anuncio del Evangelio y conduce a su enviado en la dificultad. La insistencia de San Lucas a lo largo de todo el libro en esta presencia del Señor es constante, casi machacona. Con ello nos invita a mirar a fondo el sentido de la historia y a descubrir que la oposición y el fracaso, incluso la persecución, no son la última palabra.

La experiencia de los profetas, repetida en la vida de Jesús, se prolonga en la actividad de la Iglesia. No es la ausencia de dificultades lo que permite a ésta extenderse, sino la fe viva en la presencia del Señor y su fidelidad en anunciar el Evangelio al pueblo.

Esta vez los judíos acusarán a Pablo ante el procónsul romano Galión de tratar de introducir en el imperio una religión distinta de la judía y, por tanto, no autorizada como lo estaba la de ellos. La respuesta de la autoridad romana pone, una vez más de manifiesto, la inocencia del cristianismo frente a Roma, tema frecuente en los Hechos de los Apóstoles.

Por consiguiente, Dios es el Rey del mundo. Los profetas nunca atribuyeron a los reyes el poder disponer de sus súbditos a su antojo. Al contrario, el deber sagrado del rey era salvar a su pueblo de los opresores y colmarlo de bienes y prosperidad. Por consiguiente aclamar al Señor como Rey del mudo es aclamarlo como salvador. Ante todo, del pueblo que Él eligió. Luego, de todas las naciones. Éstas quedan sometidas al pueblo escogido, no para ser despojadas de sus bienes, sino para que se unan a Él. Por eso el salmista invita a todo el mundo a tomar parte en los aplausos y aclamaciones

Desde muy antiguo la liturgia reza este salmo en la fiesta de la Ascensión. Sirve magníficamente para expresar el gozo del pueblo cristiano por el triunfo de Cristo, sentado a la derecha del poder de Dios. Y mientras llega el día en que todas las criaturas del cielo y de la tierra alaben al que está sentado en el trono y al Cordero, este canto mantiene nuestra esperanza y sirve para confesar que el triunfo de Jesús se extenderá a todos los pueblos de la tierra.

“Compromiso con el Reino”

En este fragmento del Evangelio de San Juan Jesús anuncia a los discípulos que los sufrimientos llegarán y algunos entregarán la vida por su compromiso con el Reino. Habla de tristeza y alegría, de momentos de luces y sombras, normal para los discípulos, también para los cristianos que vivimos en el siglo XXI, ya que la evangelización no fue fácil para los discípulos y tampoco lo es en los tiempos actuales, pero al igual que ellos no debemos desfallecer, la esperanza es lo último que se pierde.

También hace un símil de la mujer que ha dado a luz, ya que después del parto se olvida del dolor, pues es más grande la alegría de haber traído un niño al mundo, que lo que ha sufrido durante la espera. Sin embargo esta alegría desaparece en comparación con la alegría del amor eterno de Dios, una alegría tan grande que nadie la puede quitar. Dios está cerca y nunca nos abandona.

El Evangelio de San Juan dice mucho sobre el amor de Dios por nosotros. Amar es dar, es estar con y para la persona que amamos. Es la exigencia y el distintivo más característico del discípulo de Cristo.

Jesús antes de partir nos anuncia un nuevo mandamiento. Tenemos que amarnos unos a otros. Y este amor debe notarse; será la señal por la que reconocerán a sus discípulos. Si se aman, son de Jesús; si no se aman, aunque hagan maravillas Jesús no está allí. El modelo y la causa de este amor lo tenemos en el mismo amor que Cristo tuvo y tiene por nosotros.

Tanto es así que el amor no es un mandamiento más. Es “su” mandamiento. Si hay una cosa que no puede faltar a un discípulo y que de alguna manera resume las demás es el amor. Debe ser hasta dar la vida, prueba máxima de amor. Como Jesús. Él lo predijo y lo cumplió.

Por eso podemos decir que todo el testamento de Jesús a los suyos se resume en el amor. No nos manda más que una cosa: amarnos. El amor lo encierra todo. Es la plenitud de la Ley.

Los cristianos que se aman, se comprometen, caminan y viven en la unidad. La unidad es el gran deseo del Señor para los suyos, el urgente programa para que los hombres puedan creer. No suprime diferencias, no iguala. Somos distintos, a veces muy distintos, pero juntos, en el amor, edificamos, con nuestras diferencias, la Iglesia del Señor. Si fuésemos iguales no podríamos dar ni recibir nada. En este dar y recibir está la vida y el progreso de la Iglesia. Mi vida salta a los demás y la suya me inunda. Nuestras diferencias son unidad enriquecedora si se viven en el amor y el compromiso con el Reino de Dios.

A la vista de este programa podemos preguntarnos: ¿qué imagen damos los cristianos en el mundo? A veces nos lamentamos de que el mundo pierde la fe. ¿No será porque nos mostramos divididos y sin amor? Un cristianismo donde sus miembros se critican y atacan sin amor no es de Cristo. No merece la pena vivirlo.

¿Cuál es tu compromiso como cristiano/a en tu Comunidad? ¿Eres de los que lo critican todo y no hacen nada? ¿Cómo pienso evangelizar en esta Pascua de 2023?

Dña. Montserrat Palet Dalmases
Fraternidad Laical de Santo Domingo (Barcelona)


Evangelio del día

Evangelio del miércoles 17 de mayo de 2023

Padre Pedro Brassesco

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

Reflexión del Evangelio de hoy

Eso que veneráis sin conocerlo os lo anuncio yo

Muchas palabras se dicen en estos días, quien las dice quiere transmitir su mensaje, quiere convencer a quien le escucha, quiere dar a entender que lo que dice dejarán de ser simples palabras y tras unos días podrán convertirse en hechos.

Quienes escuchan, tienen su propia opinión de lo que perciben, y esto no es ahora, sólo en este tiempo preelectoral, sino que viene de muy atrás: “De esto te oiremos hablar en otra ocasión”, porque a veces es difícil entender lo que se escucha, bien porque tenemos los oídos taponados, o porque la mente llena de ideas contrarias, preferimos no implicarnos, o bien queremos vivir la vida de forma sencilla y sin complicarnos con los problemas de los demás… pero en el fondo vivimos en una sociedad, con otras personas que de alguna manera influyen en nuestra propia existencia o nuestra forma de vivir.

Quien escucha la Palabra no puede quedarse indiferente ante lo que ocurre, no podemos decir que somos creyentes y vivir una vida individual, solitaria, encerrada en nuestro yo, porque entonces lo que está escuchando son palabras, textos que pueden ser muy bellos pero que no tienen sentido para quien los escucha, esa no es la Palabra.

Parece que hoy mucha gente está buscando, recorre diferentes caminos, practica diferentes modos de creer y crecer, busca, reflexiona, pero nada da sentido hasta que no mueve el interior y te impulsa a salir de ti para llegar a los demás, para estar con los otros, para descubrirte en la mirada del Otro. 

El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena

Un buen vino necesita tiempo de preparación, necesita de manos expertas que sepan cómo llevarlo a su máximo exponente. En una cocina quien manda debe prestar atención a quien prepara, a quien tiene en las manos los ingredientes necesarios, saber que va a seguir los pasos correctamente para elaborar un buen manjar, no sólo cumpliendo órdenes sino sabiendo poner pasión en lo que hace.

Quien realiza una obra de arte necesita los materiales de mejor calidad para poder llevar a cabo el proceso de creación, pero si, a pesar de tener los mejores materiales, no pone toda su creatividad en acción, la obra de arte puede quedarse únicamente en obra y no ser arte.

Jesús preparó bien a los Apóstoles, pero también supo cuando parar y dejar al Espíritu su tarea encaminada. Cuando nos dan mucha información en poco tiempo, es bastante probable que se nos escapen muchos datos y dejemos atrás cuestiones importantes, por eso es necesario, como para el buen vino, para un buen plato, para una bella obra de arte, un tiempo de reflexión, de dejar reposar lo recibido y colocarlo bien, no sólo en la mente, sino en el corazón y así poderlo transmitir con mayor riqueza.

Dejemos que el Espíritu nos llene de su sabiduría y nos guie hasta la verdad plena.

¿Vives en la sociedad del todo ahora? ¿Sabes mantener la calma ante las situaciones que vives y sacar de cada una de ellas las enseñanzas que te ayuden a crecer? ¿Necesitas una respuesta rápida ante las dificultades que se presentan o buscas el tiempo y el espacio necesario para buscar la respuesta adecuada?

Hna. Macu Becerra O.P.
Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia


Evangelio del día

Evangelio del martes 16 de mayo de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 5-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

Reflexión del Evangelio de hoy

Oraban cantando himnos a Dios

Pablo y Silas están encarcelados después de haber sido azotados por anunciar el Evangelio de Jesucristo. Y en vez de lamentarse, quejarse, revolverse contra la situación injusta en que se encuentran, no dejan que lo que les ha ocurrido les hunda, tienen su confianza puesta en el Señor, y rezan, cantando y alabando a Dios con himnos. Cuando “vino una sacudida tan violenta que temblaron los cimientos de la cárcel. Las puertas se abrieron de golpe, y a todos se les soltaron las cadenas”, no pierden la calma, al contrario, pendientes de los que les rodean, evitan que el carcelero se quite la vida.

El carcelero se da cuenta de que Pablo y Silas son hombres especiales, son “hombres de Dios” y les pide que les muestre el camino de la salvación. Le explican el camino de Jesús, “y se bautizó en seguida con todos los suyos”.

La acción de gracias y la alabanza es algo que viene de una actitud del corazón. La alabanza expresa esa confianza en que el amor es más fuerte que el rencor. La situación era muy peligrosa, pero creían firmemente que el Señor está presente en todas las pruebas, y sabían que la solución sería la que Dios tenía preparada y ninguna otra; además creían que sería la mejor. Por eso no estaban preocupados por el peligro, sino dedicados por entero a alabar a Dios, llenos de ánimo como para cantar salmos a medianoche.

Y esa confianza en Dios dará su fruto, será el Señor el que obre en esas circunstancias adversas, y el que motive la conversión del carcelero. Es la providencia de Dios la que les libera para que puedan seguir predicando, porque las dificultades  no pueden frenar la predicación del Evangelio por parte de los apóstoles, porque esta predicación no es obra humana, sino obra de Dios.

En el salmo de hoy cantamos dando gracias al Señor porque: “Tu derecha me salva”. Le damos gracias con todo nuestro ser invitando a todos a participar en nuestra acción de gracias, porque Dios interviene en nuestro camino  liberándonos del mal, de tantas situaciones injustas…

Me voy, y os enviaré el Paráclito

Los primeros versículos del evangelio de hoy reflejan la tristeza de los discípulos ante el anuncio que Jesús les ha hecho de su separación. Jesús se va y los discípulos sienten que con él se van sus sueños, sus esperanzas.

Pero Jesús insiste en que les conviene su marcha al Padre porque así les podrá enviar el Espíritu. Jesús compensa la tristeza que deja su ausencia en los discípulos con esta promesa del Espíritu Consolador.

Este Espíritu nos llevará descubrir la verdad sobre Jesús, sobre los auténticos culpables de tantas injusticias y desgracias. Paráclito significa abogado, y es el que sacará a la luz la realidad. El Espíritu enseña a discernir el bien del mal, saca a la luz la culpa del mundo. Toda la miseria que el mundo trata de ocultar sale a la luz gracias a la acción del Espíritu en nuestros corazones. Y también muestra el juicio, porque Dios ya ha sentenciado a los poderes del mal, ya los ha condenado, aunque parezcan victoriosos frente a nuestra fragilidad.

El mundo, que pensaba haber juzgado a Jesús condenándolo, ahora es condenado por el “príncipe de este mundo”, porque es el responsable de su crucifixión. Jesús fue ejecutado por culpa de las fuerzas del mal, pero el Espíritu garantiza que la causa de Jesús y el Reino son legítimas.

El Espíritu señala la frontera entre la gracia y el pecado, entre la fe y la incredulidad, entre los dominios del reino de Dios y los dominios del anti-reino. Pero sobre todo está en el mundo para testificar el triunfo de Dios sobre el mal.

Sor Cristina Tobaruela O. P.
Monasterio de las Dueñas (Salamanca)


Evangelio del día

Evangelio del lunes 15 de mayo de 2023

Padre Pedro Brassesco

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 26 — 16, 4a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

Reflexión del Evangelio de hoy

“El Señor le abrió el corazón…”

Sigue San Pablo, acompañado de alguno de sus compañeros, predicando de ciudad en ciudad. Hoy le encontramos en Filipos. Allí, a una mujer llamada Lidia “el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo”, y se bautizó ella y toda su familia.

Es la historia que se repite en todo cristiano de cualquier época. El Señor Jesús sale a nuestro encuentro, y a través de los diversos Pablos que han entrado en nuestra vida, el Señor se adentra en nuestro corazón, nos hace comprender que es el Hijo de Dios, que nos ama con intensidad y que es nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida.

Acogiéndole en nuestro corazón, siguiendo sus pasos, experimentamos que realmente el camino que nos propone nos lleva a vivir la vida con sentido, con alegría, con la esperanza de que nuestra vida tendrá un segundo tiempo después de nuestra muerte y resurrección donde gozaremos para siempre de la felicidad total siempre deseada.

“Os enviaré el Espíritu”

Jesús, ya antes de morir, habla a sus discípulos del Espíritu. En este evangelio, Jesús asigna al Espíritu, la tercera persona de la Trinidad, una misión muy importante respecto a nosotros: “él dará testimonio de mí”. Una de sus misiones es justamente hablarnos a nosotros de Jesús. Convencernos que no solamente es hombre, el hijo del hombre, sino que también es Dios, el Hijo de Dios. Y, por lo tanto, debemos creer todo lo que nos dice y caminar por el camino que él nos señala. Él nos ayudará también a que nosotros demos testimonio de Jesús.

Jesús avisa a sus apóstoles que en su seguimiento no todos serán momentos buenos y que no todos van a aceptar su predicación. Hasta “llega la hora en que todo el que os quite la vida pensará prestar un servicio a Dios”.

Quizás hoy día, al menos en Occidente, no sea este el caso. Más bien lo que más nos duele es la indiferencia de muchos de nuestros contemporáneos ante nuestra predicación de Jesús. Ni le aceptan a él ni nos aceptan a nosotros. Pero también aquí el Espíritu viene en nuestra ayuda, y a pesar del ambiente de indiferencia reinante, nos ayuda a vivir con intensidad el seguimiento de Jesús. Nos sigue convenciendo de que es la mejor manera de vivir nuestra vida humana.  

Jesús, ya antes de morir, comenzó a hablar a sus discípulos abiertamente del Espíritu. Textos que aparecen en la lectura de los evangelios de los días que preceden a la Ascensión y a Pentecostés. Les hace promesas alentadoras. El Espíritu “dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio”. En el encargo de Jesús de predicar el evangelio por todo el mundo, les va a acompañar siempre su Espíritu, el Espíritu Santo, de él recibirán la fuerza necesaria para cumplir su misión.

Una misión, que desde los comienzos del cristianismo, en algunos momentos va a ser muy dura, hasta llegará “una hora cuando el que os dé muerte, pensará que da culto a Dios”. Y explica el por qué hacen esto: “porque no han conocido ni al Padre ni a mí”. Quien descubre quién es nuestro Padre Dios y quién es Jesús… no puede ir en contra de ellos y de sus mensajeros. Recordemos las palabras de Jesús a la samaritana: “Si conocieras el don de Dios…”.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

Evangelio del día

Evangelio del sábado 13 de mayo de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 18-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

Reflexión del Evangelio de hoy

Sigue su avance parsimonioso la estela brillante de la luz pascual. itinerario de amanecer tras las huellas de los apóstoles, rendidos ya por señales y signos. Huella del resucitado allí donde triunfó la fe nacida en las llagas y en la paz de quien estuvo en la tumba sólo tres días.

Creyentes robustos que se multiplican, pues no hay fronteras para quien cree y no se resigna. Frutos del Espíritu, guía eficaz y supervisor del camino, porque sólo con su permiso el Evangelio puede caer en tierra buena y los tiempos suyos son infalibles.

En manos siempre de aquel aliento divino que marca con su sello el transcurrir nuevo de los acontecimientos, iluminados ya en misericordia y ternura. Así se regala el don de la escucha, para asegurar la siembra y no quede valdía. Atención solícita al grito de los necesitados de Dios y su Palabra de vida. Entonces, sólo entonces, Macedonia estará dispuesta a recibir la luz que revoque su penumbra. Y en ella, tras su eco sediento de luz, los hechos y acciones de aquellos primeros testigos convencidos y convincentes al compás del Espíritu.

Mientras, como un susurro al oído, el salmista canta una tierra entera que aclama la bondad, la misericordia y la fidelidad de Dios y se pone a su servicio.

Pero el mundo va por otros derroteros, por otras veredas, ignorando o desconociendo el Camino. Sordo a otros intereses que no sean los de sus propios deseos tan mezquinos. Atrapado en quehaceres huérfanos de infinito. Se ha vendado los ojos conscientemente para no ver la luz del día. Deambula en la noche pues es su amiga íntima. Dolido ante quien se atreve a denunciar su escaparate de felicidad vacía, pues tiene la piel muy fina. Insensible, anestesiado, para no saber de dolor y tumbas.

Jesús nos advierte de los contratiempos que habrá que sufrir por no seguir el espíritu famélico del mundo. El amor que El entregó fue, es y será rechazado y sus seguidores, si son de verdad, correrán el mismo destino. Una de las bienaventuranzas ya nos avisa. Tenemos que contar con la persecución, con el no entendimiento, con la mirada escrutante de quienes necesitan vivir en una tranquilidad con perfil de Judas. Sin rechazo, no hay Evangelio vivido, porque el menosprecio es la constatación de que las palabras y las acciones del creyente no se acomodan al modo de ser de un mundo que se quiere desarrollar a espaldas de Dios.

No podemos hacerle coro a quienes juegan a ser dioses entre engaños de titulares a medida. El cristiano provoca denuncia, porque es impronta regalo del bautismo. Por tanto, no debemos dejar a nadie impasible ante nuestra manera libre y radical de servir a un Reino que no es de este mundo. Cuando un cristiano pasa desapercibido debe releer la Pasión de un Viernes Santo sin tapujos. El mundo no ha creído en el abajamiento de Dios, no ha creído en ese derroche de amor, porque éste pone en evidencia al mal, al dolor y la injusticia. Al mundo le es incómodo pensar en una nueva manera de vivir y comprender la Creación.

No podemos esperar a que el mundo se convierta. Tenemos la misión y la responsabilidad de ser testigos vivientes del Resucitado. Nuestra vida es una protesta constante, denuncia andante por este mundo lleno de mordazas y cobardes en cada esquina. Vamos, de una vez por todas, a abandonar nuestros nidos de amor donde todo es ficticia armonía y dejarnos zarandear por ser y vivir como auténticos seguidores de Jesucristo.

Fr. Martín Alexis González Gaspar O.P.
Convento de Ntro. Padre Sto. Domingo (Torrent)


Evangelio del día

Evangelio del viernes 12 de mayo de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 12-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Reflexión del Evangelio de hoy

“Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros”

Siempre ha habido en la historia, en cualquier sentido, gente que se pasa en querer imponer obligaciones a los demás, la mayoría de las veces con dudoso fundamento; en lo concerniente a la Iglesia solemos decir que son “más papistas que el Papa”.

Algo así ocurrió con los primeros cristianos procedentes de la gentilidad que, por las enseñanzas y testimonio de Pablo y Bernabé, habían abrazado el cristianismo. Algunos que, seguramente, habían sido fariseos y habían sido bautizados, querían por todos los medios que, los que habían sido gentiles, se circuncidaran y guardaran la Ley de Moisés.

Los apóstoles y presbíteros, reunidos, estudiaron la situación y decidieron no sobrecargar a estas comunidades con más obligaciones que las que, el sentido común, indicaba; abstenerse de la contaminación de los ídolos, de las uniones ilegítimas, de animales estrangulados y de sangre.

Todo esto lo decidieron en comunión y con la invocación al Espíritu Santo, y eligieron a dos miembros eminentes de la comunidad, Judas llamado Bársaba y a Silas, para que comunicaran a los creyentes de Antioquia, Siria y Cilicia la decisión, estos lo hicieron y además animándolos a perseverar en la fe que habían recibido.

Poner o imponer trabas a los demás es un deporte demasiado extendido; queremos que los otros hagan lo que a nosotros nos cuesta mucho conseguir, sin valorar los traumas que esto puede causar en los que son sometidos a estas trabas.

Si Dios les ha concedido el Espíritu Santo igual que a nosotros, ¿Quiénes somos nosotros para imponer nada?

No importa el sexo, raza, color de piel, estudios o profesión, Dios nos quiere a todos por igual, pues todos somos hijos suyos.

En el salmo 56 se nos dice: “Te daré gracias ante los pueblos, Señor”, es decir, que en el fondo debemos dar gracias a Dios por la diversidad de pueblos que ha creado y todo para el bien de cada uno de nosotros.

“Vosotros sois mis amigos”

Jesús en su última cena, tras la institución de la Eucaristía, da a los discípulos, según Juan, una serie de recomendaciones como despedida, ya que su fin está próximo, por eso les da el siguiente mandato: “Amaos unos a otros como yo os he amado”. “Nadie tiene amor tan grande como el que da la vida por sus amigos”. “Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando”.

Las palabras de Jesús son diáfanas, nos invita a que entre nosotros reine el mismo amor como el que Él nos ha manifestado. Decimos que amamos a Dios o a Jesús y consideramos que con eso hemos cumplido, sin embargo Cristo nos dice que, aunque amar a Dios es lo más importante, tanto o más es que nos amemos entre nosotros, pues si lo hacemos así el amor a Dios viene implícito con el amor a los hermanos.

El dar la vida por los amigos es un signo de amor, pero no la única forma de amar a los hermanos, no se demuestra así la verdadera amistad; Jesús no dio la vida muriendo, sino poniéndola al servicio de todos. Él no solo nos considera discípulos, sino que nos quiere como amigos, siendo esos amigos indispensables a los que quiere con locura, por eso nos transmite lo que Él ha vivido con el Padre, y pretende que lo asumamos y forme parte de nuestro ADN.

Jesús nos ha llamado a cada uno por nuestro nombre, Él nos ha elegido y nos ha invitado a entrar a formar parte del Reino de Dios, y poner en práctica el amor a los demás.

D. José Vicente Vila Castellar, OP
Fraternidad Laical Dominicana Torrent (Valencia)


Evangelio del día

Evangelio del jueves 11 de mayo de 2023

PadrevPedro Brassesco

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».

Reflexión del Evangelio de hoy

Una llamada a la apertura

La asamblea que se reunió en Jerusalén, nos muestra la imagen de una comunidad capaz de escuchar, de valorar pros y contras, de saber reconocer los pasos de apertura que el Espíritu les está inspirando, aunque fueran incómodos, por la formación cultural y religiosa recibida.

También nosotros, ante los conflictos que van surgiendo en la sociedad actual, debemos imitar este talante dialogador: Sólo así sabremos discernir con seriedad y a la vez con apertura los diversos movimientos que van surgiendo en la Iglesia. Podremos ver sus valores, además de sus inconvenientes. Y luego, guiados por el Espíritu y de la experiencia de los demás, lo que Dios quiere en cada momento: seríamos una comunidad más cristiana, más del Espíritu.

La democracia es antes una actitud personal que un sistema político. Una actitud más tolerante nos ayuda no sólo a ser mejores ciudadanos, sino también mejores cristianos, porque el punto de re­ferencia no deben ser nuestras convicciones, sino la voluntad de Cristo y su Espíritu.

Permaneced en mi amor

Para Jesús, tres realidades son inseparables: los mandamientos, el amor y la alegría. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor.Jesús dice esto desde su propia experiencia. Él también guardó los mandamientos de su Padre y así permaneció en su amor.

El Padre quería que Jesús nos acompañara en todo momento, incluso en la muerte, y Jesús, porque amaba al Padre y nos amaba a nosotros obedeció, muriendo con nosotros y como nosotros. Y en este amor encontró la fuente segura de su alegría: llenándose cada día del amor del Padre y poniéndose al servicio de las personas que se acercaban a Él.

Los mandamientos del Padre y de Jesús no son arbitrarios. Guardarlos es para nosotros lo mejor. Por ese camino nuestra vida avanza segura y se enriquece. Muy en particular, observando el gran mandamiento del Señor: Éste es mi mandamiento que os améis unos a otros como yo os he amado.

Pidámosle encontrar nuestra alegría, también nosotros, en el servicio y el amor.

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.
Casa Ntra.Sra. de los Ángeles (Vitoria)


Evangelio del día

Evangelio del miércoles 10 de mayo de 2023

Padre Pedro Brassesco

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Reflexión del Evangelio de hoy

Se reunieron los apóstoles y los ancianos

Los apóstoles comienzan a proclamar la Buena Noticia de Jesús. El capítulo anterior de Hechos nos presenta a Pablo y a Bernabé recorriendo varias ciudades proclamando el evangelio. Muchos han creído en su mensaje y están contentos, aunque Pablo haya padecido alguna situación de rechazo y oposición.

El capítulo 15 se inicia situando a Pablo y Bernabé en Antioquia, tras su primer viaje misionero. Dejamos algunas dificultades que encuentran los exégetas en la narración de los hechos, y nos centramos en lo que va a ser, la primera dificultad y controversia fuerte en la Iglesia El cristianismo había surgido en un contexto judío, Jesús, que era judío, tuvo grandes enfrentamientos por la forma de vivir e interpretar la ley. Pablo y Bernabé llegan contentos de la aceptación de la fe por pare de los gentiles, pero “los creyentes de toda la vida” exigen que, para pasar al cristianismo, han de circuncidarse y acoger la ley de Moisés.

El conflicto aparece pronto ¿debían esperar que los creyentes gentiles se convirtieran al judaísmo o no?   

Pablo y Bernabé van a Jerusalén a reunirse con el resto de los apóstoles para resolver entre ellos la forma de proceder. Pablo relata todo lo acontecido y la buena acogida que ha tenido el mensaje de Jesús entre los gentiles. Pero sigue la oposición y la exigencia de una parte de los judíos a aceptar primero el judaísmo.

No será el último conflicto que surge en la Iglesia por formas diferentes de interpretar algunas cuestiones relativas a la fe que nos transmitieron los apóstoles. Aquí en el texto se nos muestra un proceso importante que siguieron los apóstoles en la búsqueda de la verdad que dio lugar al primer concilio de Jerusalén. Y este modo de proceder no sólo es válido para los conflictos que se generaron en la Iglesia a lo largo de los siglos, es válido también para los distintos conflictos que se dan en la sociedad, en la familia, por formas diferentes de entender determinadas cuestiones.

Pablo y Bernabé van a Jerusalén para confrontar su experiencia  con la de los apóstoles y presbíteros, confrontan la experiencia que cada uno ha tenido a lo largo de su trayectoria, con las palabras de Jesús. Escuchan debaten, buscan, oran, disciernen entre todos, abiertos su mente y el corazón a lo que inspira el Espíritu, por dónde quiere conducir a la naciente Iglesia.

Y todos aceptan la conclusión: La salvación la ofrece Dios, por medio de Jesús, a todos los hombres, sean de la condición que sean y de su lugar de origen.

Es la Iglesia universal que todos conocemos y vivimos, de ahí la importancia y gratitud que surge de nosotros al leer este texto.

Ser cristiano exige hoy una experiencia vital de Jesucristo

Hace aproximadamente un mes nos sumergíamos en la profundidad espiritual y humana que encierra el misterio de la muerte y resurrección de Jesús que siente miedo, tristeza, abandono de los suyos, confianza en el Padre. Dando un salto en el tiempo, en este 5ª domingo de Pascua nos situamos en un texto que retrocede a “vísperas de su muerte”.

Jesús, en este contexto de despedida de los suyos, ante la proximidad de su muerte, quiere hacerles conscientes de la responsabilidad de su misión,y de las actitudes que han de tener, como discípulos de Jesús cuando El ya no esté presente.

Y recurre a una imagen sencilla conocida por todos, la viña, que ya ha sido utilizada en el Antiguo Testamento y que expresa bellamente el profeta Isaías en Is 5,1-2.

La viña a la que se refiere Isaías es el pueblo de Israel. Jesús, al afirmar “Yo soy la vid verdadera” indica que es la vinculación a Él la que le confiere pertenecer al nuevo pueblo escogido, no lo es por la pertenencia a una raza, cultura o lugar de nacimiento. Y el Padre, como experto labrador, cuida para que esa vid produzca frutos abundantes y verdaderos.

(Es parte del conflicto que surge en la primitiva Iglesia y que se describe en el pasaje de Hechos comentado. Nos cerramos a lo nuestro, lo de siempre o nos abrimos a otras posibilidades de crecer en la fe.)

Hoy nos disponemos a escuchar y recibir en lo profundo de nuestro corazón, las palabras del evangelio, como lo hicieron los Apóstoles entonces. Sentados a la mesa de la Palabra, de la Eucaristía, hacemos nuestra la advertencia de Jesús, “sin Mí no podéis hacer nada”

Llamada a repensar cómo es mi vivencia de la fe cristiana. Momento para escuchar la llamada de atención de Jesús a los cristianos hoy. No podemos reducir la fe sólo al conjunto de creencias y prácticas religiosas, ni tan siquiera a actos de solidaridad, aunque también, sin una experiencia interior y vital de Él, de la persona de Jesús.

Dejar que la savia de Dios Amor, vaya entrando y animando nuestra vida cristiana, para dar los frutos que toda vid produce y que es nuestra misión y la de nuestras comunidades, hacer posible el Reino querido por Jesús, con los pequeños gestos en nuestra vida cotidiana y con las posibilidades que a cada uno la vida le ofrece. Y nos recuerda Jesús “sin Mí no podéis hacer nada”

Agradecemos, una vez más, que, como buen pedagogo, sale a nuestro encuentro para indicarnos y animarnos en nuestra vida de creyentes. Sacarnos de nuestra mediocridad en muchas ocasiones para reafirmarnos en el compromiso que requiere la radicalidad del Evangelio. Y repite una palabra que hoy casi puede resultar en desuso permanecer, permanecer vinculados a Él, no hasta que dure, como muchos de nuestros contemporáneos afirman, sino permanecer en Él.

Hoy, nos dicen teólogos y creyentes, es fundamental no sólo saber de Dios, sino tener sabor de Dios, y la actitud contemplativa, tan enraizada en el carisma dominicano, nos ayudará a sabernos sarmientos fecundos regados por la savia del Amor del Padre y en comunión profunda con Jesús.

¿Cómo cultivamos en nuestra vida la relación con Jesús?

Es un camino que no se tiene ya hecho, sino que se transita por él y se va haciendo poco a poco. Para eso, Señor ¡contamos contigo!

Hna. Mariví Sánchez Urrutia
Congregación de Dominicas de La Anunciata

Evangelio del día

Evangelio del jueves 4 de mayo de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 16-20

Cuando Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: “El que compartía mi pan me ha traicionado”. Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.
En verdad, en verdad os digo: el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado».

Reflexión del Evangelio de hoy

Hermanos, si tenéis una palabra de exhortación para el pueblo, hablad

El espíritu pascual se ve unido al espíritu de aquella primera comunidad de discípulos que entendieron que el mensaje de la Buena Noticia no lo podían retener par sí mismos, sino que, es una palabra de exhortación, sentido, vida, para gentes que se encuentran apagados por las oscuridades del mundo. De este modo, el hilo conductor de las lecturas de este día, trata de presentarnos, lo que es la raíz del cristianismo: Jesús como modelo, maestro, que a través de su encuentro plenifica tu vida y te envía a la misión de evangelizar.

Así vemos a este grupo de discípulos en el primer viaje que encabeza Pablo con su llegada a Antioquía de Pisidia. Un escenario concreto que es el de la sinagoga, con un público que tiene necesidad de escuchar una palabra de aliento, en medio de las tareas cotidianas que muchas veces nos ahogan. Pablo, puesto en pie, comienza ese discurso con el que trata de llevar luz a sus vidas y fuego a sus corazones. Pablo, como enviado, no hace otra cosa que hablarle al pueblo de la historia de la salvación. Con una serie de hechos concretos e imágenes, cita lo esencial, de este modo se reaviva en el corazón del auditorio la fe en Dios. Por las mismas adversidades que están pasando el auditorio que escucha a Pablo, pasó también, el pueblo elegido de Israel. Hay la misma necesidad de encontrar un sentido ante la prueba, dificultad, duda, miedo, enfermedad… Por tanto, escucha al Señor, tu Dios.

El enviado, habla, predica: Dios te creo, te llamó a la existencia, escucha el clamor de tu corazón porque no se desentiende de tus sufrimientos, procesos o heridas. Sabe de ti. Te saca de la esclavitud en la que te encuentras, con brazo potente, acompaña tu día a día, lo rutinario, lo pesado del día. Es escudo y armadura, aniquila a tus adversarios a aquellos que te desean lo peor. Quiere para ti una porción, herencia u heredad en la que puedas florecer. Espacio en el que puedas desplegar todo el potencial que puso en tu interior. Suscitó seres humanos maravillosos junto a ti, conforme a su corazón y preceptos, para enseñarte el camino de la vida, de la plenitud. El Bautista, te ha señalado, te indica al Mesías de Dios, al que tienes por modelo y maestro. Al que tienes que escuchar. Al Dios con Nosotros. A tu Salvador. Mira a ver si esta catequesis no es tu historia personal con Dios.

Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos

La escena del evangelio que nos plantea san Juan, tiene un calado profundo, en lo que se refiere al seguimiento de todo discípulo, llenarse de la enseñanza de vida del que es un referente. En el aula con el Maestro de Nazaret. La «Cátedra del Cenáculo» por tanto, un ambiente fraterno y de relación de intimidad, es lo que se nos muestra en esta «última cena». Jesús el Maestro, ha llamado a cada uno de sus discípulos y sabe bien a quien ha elegido para el seguimiento. No desconoce ni barro ni talentos. Ahora llega el momento de la despedida y por tanto, hay que aprovechar la «enseñanza escolar» si queremos que al final del proceso los seguidores se asemejen al que los envía.

«Lavatorio de pies» uno de los últimos capítulos en el temario del Maestro. Este proceso de seguimiento y enseñanza, está llegando a su fin. Ahora toca otro periodo que también abarca la etapa formativa: «Las prácticas», pues bien, acabada la clase magistral, encontramos en los versículos anteriores esta joya en lo referente a ser igual que el maestro: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis» (Jn 13,12-15). Seréis felices y encontraréis el sentido de la vida si lo ponéis en práctica.

A lo largo de la etapa laboral surgirán de todo tipo de etapas. Unas veces faltará la fe y habrá la tentación de abandonar el seguimiento de Cristo. Otras veces vendrá el miedo al que dirán, cuesta posicionarse, defender el ideal, la salida fácil es la de negar haber ido a las clases del «Maestro» y conocerlo. En otras ocasiones la falta de conocimiento lleva a vender al «Maestro» quitarle la autoridad, quitarlo de nuestra vida. Jesús cuenta con ello, sabe que es el proceso que tiene que pasar para reconstruir la masa de sus discípulos. Cuando suceda todo esto, creeréis en que: «YO SOY». Vuestro proceso habrá acabado, la herida, limitación y barro, se verá purificada por la fuerza de la Resurrección que os transformará interiormente y os dará valor para la lucha y el anuncio de Jesús vivo y resucitado.

Necesario ese proceso de «prácticas en la escuela de Nazaret» para el discipulado. Después de un proceso el que es criado y enviado es capaz de asemejarse en su vida con el Maestro. Ahora ya está preparado y con un rodaje suficiente, el discípulo, para llegar a los demás. Para lanzar una palabra de exhortación creíble y con sentido. Ahora podrán recibirlo sabiendo que anuncia en nombre de Jesús, el Maestro, y que al recibir el mensaje están recibiendo al Padre. 

Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P.
Real Convento de Nuestra Señora de Candelaria (Tenerife)


Evangelio del día

Evangelio del miércoles 3 de mayo de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».
«Si me conocéis a mi, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre” ? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras, Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Reflexión del Evangelio de hoy

El Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis

La liturgia de la Palabra nos pone en consonancia con la celebración y el reconocimiento de Felipe y Santiago como personas de referencia en el seguimiento del Maestro. Ambos respondieron a la llamada de Jesús. Ambos iniciaron un camino de acogida, admiración, aprendizaje y, como no, también de conflicto interno con sus expectativas y el Maestro que habían asumido en sus vidas.

Si os manteneis en la Palabra que os anunciamos

Este fragmento de la carta a la comunidad de los corintos tiene como objetivo insistir en que nuestra vida, como seguidores de Jesús, sólo tiene sentido si nos mantenemos y vivimos en la Palabra que nos fue anunciada. El autor de la carta insiste con fuerza en el kerigma, en la esencia de nuestra fe: que la muerte de Jesús nos redime y nos salva. Este misterio de salvación tiene como fundamento la decisión del Padre: la resurrección del Hijo; y en el Hijo, la resurrección de todos nosotros. 

Si nuestra fe es solo de discurso, nuestra vida no tiene sentido, es vana, es absurda. Por eso la insistencia de Pablo en afirmar una y otra vez que la resurrección de Jesús no es imaginaria, sino una experiencia que vivieron  muchas personas y de la cual dan testimonio.

Hace tanto que estoy con vosotros ¿y no me conoces?

Ciertamente Jesús puede decir a nuestro corazón esas mismas palabras en algunos momentos de la vida. Y es importante tomar conciencia de que seguimos el camino del discipulado como aquellos primeros hombres y mujeres. En el proceso de la fe, vamos pasando por etapas, creciendo y madurando el encuentro personal con el Maestro, con el Hijo de Dios. Acogernos, comprendernos y acompañarnos mutuamente es que lo que Jesús espera de nosotros.

Resuena con fuerza el siguiente versículo del Evangelio de hoy: “creedme (…) sino creed a las obras”. Es realmente lo concreto de la vida donde se desgrana la fe y el sentido que nos habita. Las palabras y discursos son efímeros, el viento los lleva. El compromiso real, por muy pequeño que sea, habla por sí mismo. Muchas veces, se trata de un compromiso en el día a día bien silencioso, que no pierde tiempo en palabras que expliquen o justifiquen. Es un compromiso cuya responsabilidad brota de la experiencia y de la fe en Jesús, el Hijo de Dios. Por eso, se empeña energía, tiempo y dedicación.

Hoy resuena en nosotros el testimonio de vida de Felipe y Santiago el menor. Personas como nosotros, que haciendo su camino en el discipulado, son referentes en nuestra vida de fe.

Hna. Ana Belén Verísimo García OP
Dominica de la Anunciata