Evangelio del día

Evangelio del sábado 29 de abril de 2023

Padre Pedro Brassesco

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Reflexión del Evangelio de hoy
“Dios es luz”

Si caminamos en la luz…, entonces estamos en comunión unos con otros…

Dios es la luz, y estar en la luz es estar en comunión con él, que implica no andar en las tinieblas. Andamos en tinieblas cuando nos engañamos a nosotros mismos. Cuando nos vemos como queremos vernos -y que nos vean-; pero no como somos.

Las tinieblas son el engaño. El engaño sobre nosotros mismos: cuando huimos del conócete a ti mismo, lema del sabio del mundo clásico, para no ver nuestro pecado, nuestras oscuridades. O cuando nos encerramos en nuestra autosuficiencia, y lo que hacemos y pensamos es autorreferencial. Entonces no comulgamos con los demás. No nos interesa construir comunión con ellos.

Conocernos, esforzarnos en que haya esa comunión, siempre en el ámbito del misterio de nuestro ser, exige saber de nuestras debilidades. También morales, los pecados. Conocernos ante Dios, ante la verdad, es ponerse en sus manos. Él actuará desde la comprensión y el perdón hacia nosotros.

“Se las has revelado a los pequeños”

Este texto expresa un momento feliz de Jesús de Nazaret. Feliz porque ve que las personas sencillas aceptan lo que les comunica. No interponen entre lo que él dice y la seguridad de no necesitar lecciones: considerarse sabios. El sencillo, el pequeño siente el misterio, algo que le desborda, que no llega a penetrar, reconoce sus limitaciones. Solo le queda la confianza en quien sabe más que él, y quiere enseñarle.

Es una gran pobreza intelectual y humana, sentir que no existen misterios que la mente humana no pueda explicar. El sabio auténtico es el humilde que sabe de sus limitaciones. Y está abierto a aceptar lo que le enseñe alguien que sepa más, y le merezca confianza. El sencillo es el sabio de verdad porque tiene fe, tiene confianza, está abierto a la sabiduría, que le viene de afuera.

El misterio, nos supera y nos abruma, puede agobiarnos, necesitamos seguridad cognoscitiva y, afectiva. Solo lo conseguiremos cuando alguien nos ofrece su verdad, y con ella su afecto. Alguien que es superior a nosotros, sabe lo que no sabemos. Y además nos ama. Nos sentiremos aliviados.

El yugo de las limitaciones, de nuestras ignorancias, de no saber cómo no dejarnos aplastar por las circunstancias de la vida, se supera al encontrar en Jesús una persona mansa, acogedora, humilde de corazón, una mano amiga.

Bien estaría que nos preguntáramos sobre el nivel de sencillez, de mansedumbre en nuestro vivir, mirando a Jesús de Nazaret.

Hoy celebramos a Santa Catalina de Siena. Ejemplo de cómo a una mujer, mujer de entonces, analfabeta casi toda su vida, sencilla, pequeña, curtida por una vida dura, pues a su alrededor la peste negra se llevó a muchos de su familia, ha encontrado la acogida del dulce Jesús y por el relato de sus experiencias en “Dialogo” con Él ha sido proclamada doctora de la Iglesia. Desde sus limitaciones ha sentido la fuerza de Dios. Y, como se indicaba en la primera lectura, la ha llevado a sentir al hermano, a entregarse a construir comunión en la sociedad civil, en la Orden de Predicadores a la que pertenecía y en la Iglesia. Por eso es patrona de Europa y de Italia.

Fray Juan José de León Lastra O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)


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