Evangelio del día

Evangelio del miércoles 6 de abril de 2022


Padre Pedro Brassesco

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 8, 31-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Le replicaron:
«Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».
Ellos replicaron:
«Nuestro padre es Abrahán».
Jesús les dijo:
«Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre».
Le replicaron:
«Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios».
Jesús les contestó:
«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió».

Reflexión del Evangelio de hoy

Dios nunca deja de su mano a sus seguidores

Quien haya conocido de verdad a Dios, al único Dios, y haya saboreado todo lo que otorga y regala a sus fieles y seguidores: su alianza de amor, su luz, su constante cercanía, su protección… como les ocurrió a Sidrac, Misac y Abdénago, no puede darle la espalda e ir detrás de otros dioses, por mucho que les obliguen, en este caso el rey Nabucodonosor, a adorar a otro dios, incluso a costa de la propia vida, a costa de ser quemados en “un horno encendido”.

Dios les protegió y les salvó de ser quemados, lo que llevó consigo el “milagro” del rey Nabucodonosor, que acabó reconociendo al verdadero Dios: “Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago”.

Pasando a los tiempos de Jesús, el Hijo de Dios, muchos de sus seguidores a lo largo de estos XXI siglos han sufrido la misma situación que estos tres jóvenes judíos. Y, al mantenerse firmes en su fe en el verdadero Dios, no todos tuvieron el final feliz inmediato que ellos. Murieron martirizados por las distintas autoridades de este mundo, pero Dios no les dejó de su mano y aunque perdieran la vida terrena recuperaron la vida eterna, la de total felicidad después de su muerte y resurrección. Con toda propiedad pudieron decir: “Para mí la vida es Cristo”.

La verdad os hará libres

Denso este fragmento evangélico de hoy en el que Jesús nos ofrece una rica enseñanza. En su predicación hay cuatro expresiones que van siempre unidas: “discípulos, palabra, verdad y libertad”. Discípulo de Jesús es el que le ama y el que acepta su palabra y se mantiene en ella, en todo lo que Él nos dice. Lo que le lleva a disfrutar de la verdad, a vivir en la verdad y no en la mentira y en la oscuridad, ya que Jesús es la Verdad, y nos habla “de lo que he oído a mi Padre”. De esta manera, su discípulo gozará de la libertad, será libre, haciendo todas las acciones que brotan de su corazón, donde reina Jesús. “Si el Hijo os hace libres seréis realmente libres”. Ya sabemos a quién tenemos que acudir.

Aunque este evangelio no habla del perdón, hay que reconocer el perdón como también una realidad clave en la vida de todo discípulo. Por mucha que queramos, no somos impecables y, a veces, vamos en contra de nuestra conciencia, de nuestro interior, donde reina la verdad de Cristo. Si nos damos cuenta de nuestro error y nos arrepentimos, el Jesús perdonador sale a nuestro encuentro y nos ofrece su perdón. Hasta setenta veces siete.

Estas vivencias sublimes no las podrán disfrutar los que rechazan a Jesús, “los que tratáis de matarme porque nos dais cabida a mis palabras”.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

Deja un comentario