Evangelio del día

Padre Pedro Brassesco

Reflexión del Evangelio de hoy

“La Palabra de Dios iba cundiendo”

También en la primitiva iglesia había diversas cosas que hacer, pero no todas tenían la misma importancia. Lo principal era predicar, escuchar la Palabra de Dios y cumplir la Palabra predicada, y también estaban las tareas digamos administrativas como era “el suministro diario de la atención a las viudas”.

Se reunió “el grupo de los discípulos” y encontraron una solución, una solución cristiana, atendiendo tanto a la predicación de la Palabra como a sus consecuencias prácticas de atención a las viudas para lo que eligieron a siete hombres “de buena fama, llenos de espíritu de sabiduría”.

También en nuestra iglesia del siglo XXI hay diversas tareas que hacer, y también en ella nunca hemos de descuidar, por atender a otros menesteres, la misión principal de anunciar a Jesús y su evangelio, y que todos los que nos rodean vean que es Cristo, el que es la Palabra, el que mueve nuestra existencia… y se animen a  aceptar nuestra fe. 

“Soy yo, no temáis”

Jesús después de la multiplicación de los panes y los peces, mientras él despedía a los allí  presentes, pidió a sus discípulos que fueran en barca a la otra orilla. En medio del trayecto, las aguas se encresparon lo que provocó un cierto miedo en los discípulos.

En  medio de esta situación, Jesús se acercó a ellos andando por las agua del lago. Los discípulos no le reconocen y piensa que es un fantasma, lo que aumenta su temor. Jesús  tuvo que serenarles: “Soy yo, no temáis”. Y la paz volvió a sus corazones. Jesús no les había abandonado. Seguía con ellos.

Una entrañable reacción a de Jesús para sus seguidores de todos los tiempos. Jesús nos ha prometido que va a estar con nosotros siempre y que nada ni nadie nos podrá separar de su amor y de su presencia. En momentos de zozobra y de oscuridad, él saldrá a nuestro encuentro para decirnos: “Soy yo, no temáis”, sigo con vosotros.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)


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