Evangelio del día

Evangelio del lunes 27 de junio de 2022

Padre Pedro Brassesco

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 18-22

En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla.
Se le acercó un escriba y le dijo:
«Maestro, te seguiré adonde vayas».
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
Otro, que era de los discípulos, le dijo:
«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».
Jesús le replicó:
«Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».

Reflexión del Evangelio de hoy

Ay del que olvida la justicia y vive en la iniquidad

Las lecturas del día de hoy nos enfrentan a dos maneras distintas de vivir la vida. El profeta Amos, ante la vida disoluta y perdida de los importantes de Israel, les recuerda que su forma de vida tendrá un castigo ejemplar. Han olvidado el acuerdo y la alianza. Reniegan del pacto de Dios con el pueblo, cuando los sacó de Egipto y los llevó a través del desierto para darles la tierra de los amorreos en que habitan. Se han erigido en dioses y soberanos de sus actos, en contra del pacto de hermandad y respeto que Dios les encomendó. Se pasan por alto los mandamientos del Señor, de llevar una vida justa, respetuosa y misericordiosa, para entregarse a todo tipo de excesos, avaricia y egoísmos. Dios no está en sus vidas y olvidan darle gracias por su permanente cuidado y bondad. Se han alejado del buen camino que lleva a la salvación de Dios. Han elegido la perdición, la condena, la vida impía. Por eso el profeta les insta a cambiar su comportamiento, a volver a los valores del pacto con Dios, a recrear el mundo de santidad al que Dios nos invita, donde nadie tiene que sufrir las injusticias, la explotación, la codicia o la manipulación ajena, porque el bien de Dios es un mundo en paz, justicia y misericordia.

Seguir a Jesús es vivir la libertad de espíritu que nos da su amor

En este relato de Mateo, Jesús presenta y resume lo que significa el seguimiento que Él pide a sus discípulos. La radicalidad de sus exigencias no significan una forma de vida inalcanzable. Expresan la libertad de espíritu que el seguimiento y el amor conllevan para vivir con integridad el evangelio. Seguirle exige libertad frente a los condicionantes relacionales y sociales, frente a nuestros miedos y seguridades, frente a lo que nos ata y nos lleva a la mezquindad y la racanería. Jesús nos invita a coger nuestra propia cruz, a vivir abnegadamente, a poner por encima de todo el amor a los demás, a copiar su forma de amarnos hasta el final, como Él nos amó. Seguirle exige también estar por encima de las necesidades más elementales de la vida cotidiana. “Deja que los muertos entierren a los muertos”. Lo prioritario es el amor, es atender las necesidades de los hermanos y de los que están en la indigencia. Lo importante es estar volcados hacia los demás, esforzarse en construir un mundo más habitable, más justo y verdadero. La libertad a la que nos llama Jesús es aquella que Pablo nos recuerda, la libertad en el Espíritu, el amor y el servicio fraterno. La libertad y coherencia de vivir el evangelio del amor, irreconciliable con el egoísmo, el libertinaje o una vida sin ética ni religión. “Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado”. Estamos llamados a ser testigos de ese amor, a contagiar nuestra fe, la esperanza y dar frutos de amor. El mundo que Dios quiere es un mundo mejor, más humano, más evangélico. Un mundo en que como dice el Papa Francisco, quepamos todos. Donde no haya que salir a las periferias, porque todos estemos recogidos y aceptados; donde la ternura y la compasión sean la tónica y el estilo de vida de nuestra sociedad. Como creyentes esa es nuestra tarea, ¡vivámosla siempre y seamos contagiosos en nuestro amor!

¿Cómo entiendo yo la radicalidad que Jesús pide en este evangelio?

D. Oscar Salazar, O.P.
Fraternidad de Laicos Dominicos de San Martín de Porres (Madrid)

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