EVANGELIO

Evangelio del miércoles 9 de febrero de 2022

Padre Pedro Brassesco

Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 14-23

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre y se echa en la letrina» (Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

Reflexión del Evangelio de hoy

Fue a probarlo con enigmas

La reina de Saba, atraída por la fama de la sabiduría de Salomón, se llegó a Jerusalén para comprobar por ella misma si era cierto. Para ello, “fue a probarlo con enigmas”. Enigmas que Salomón supo aclarar. La reina de Saba no solo quedó convencida de la sabiduría de Salomón, sino que puedo contemplar sus numerosas riquezas en torno a su corte: una gran casa, numerosos servidores, sabrosos manjares, continuos holocaustos ofrecidos en el Templo…

Nosotros los cristianos hemos recibido una visita de mucho más rango, hemos recibido la visita de Jesús, que se ha quedado para siempre con nosotros. El mismo Jesús recuerda, en una ocasión, a sus oyentes que están ante alguien superior a Salomón,  al que vino a visitar la reina de Saba, desde los confines de la tierra para oír su sabiduría, puesto que es, ni más ni menos, el Hijo de Dios.

Ciertamente Jesús es más grande que el mismo sabio Salomón. La amplia sabiduría de Salomón no pasa de resolver “enigmas” terrenos. Jesús nos ofrece lo que todo hombre desea, la sabiduría de la vida. Nos indica cómo debemos de vivir para aprobar esa difícil asignatura que es la vida humana. Nos muestra el camino a seguir ante todo lo que nos encontremos en la vida, siguiendo sus huellas: “Ven  y sígueme”. Y nos recuerda que nuestra vida tiene un final feliz, resucitaremos después de nuestra muerte a una vida de total felicidad y para siempre.  

Vivir con un corazón bueno

La religión judía en tiempo de Jesús daba cierta importancia a los alimentos, de tal manera que prohibía comer algunos. Jesús aprovecha la ocasión para afirmar que nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro (“con esto declaraba puros todos los alimentos”) y que a lo que hay que dar mucha más importancia es a lo que sale de dentro del hombre, a lo que sale del corazón. Y se lo explica bien a sus “torpes” discípulos. Es del corazón de donde brotan todas nuestras decisiones y acciones. De un corazón malo brotarán acciones malas: “los malos propósitos, las fornicaciones, los robos, los homicidios…”. De un corazón bueno brotará sólo bondad y acciones buenas.

En nuestro tiempo, bastantes personas, si pueden y su cartera se lo permite, cuidan mucho su cuerpo, en gimnasios, fisioterapias, dietas de adelgazamiento… para conservar un cuerpo ágil y esbelto. Algo que está bien. Pero mucho más empeño, como nos pide Jesús, hemos de gastar en conseguir un corazón bueno, para que todas nuestras acciones sean buenas, estén en la línea de lo que vivió Jesús y su evangelio, y la bondad inunde nuestro mundo.

Un corazón malo no pasará la aduana del cielo, porque allí el mal está prohibido. Cuidemos nuestro cuerpo, cuidemos nuestro corazón.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

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