Evangelio del día

Evangelio del miércoles 18 de octubre de 2023

Padre Pedro Brassesco
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».

Reflexión del Evangelio de hoy

El Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas

En los momentos difíciles la primera opción suele ser, dejarlo todo y salir corriendo, los problemas, las dificultades nos caen como losas que aplastan y no dejan funcionar ni a la mente ni al corazón, sólo al miedo. Pablo da una verdadera lección de saber mirar las cosas con perspectiva, no sentirse defraudado personalmente y saber de verdad quién está y a quién vale la pena seguir.

La sociedad nos plantea muchas ofertas, de ellas, casi todas son atractivas, con facilidades, objetivos rápidos de alcanzar, nada que ate, inmediatez, y eso se contrapone a las ofertas que podemos recibir de Dios, que no son para ahora, sino para siempre, que no dan una respuesta rápida sino un proceso que lleva a la plenitud, que no prometen facilidades sino felicidad, que no sugieren algo atractivo, más bien alguna que otra situación difícil pero que nos hace más fuertes ante las adversidades que, con Dios o sin Él, van a existir siempre, la cuestión es cómo las afrontamos y Pablo lo tiene claro, recibió las fuerzas del Señor, porque en todo momento estuvo a su lado.

La cuestión es dónde ponemos nosotros nuestros intereses y en quién nos queremos apoyar, en la respuesta está el objetivo de nuestra felicidad.

Pónganse en camino

Los padres y madres quieren que sus hijos e hijas estudien una carrera, tengan un buen trabajo, ganen dinero, alcancen sus metas y sean felices, lo triste de todo esto es que el orden de estas respuestas es así, lo último que se pone es la felicidad, porque están completamente convencidos y así lo transmiten que todo lo anterior es lo que da la felicidad y no ven que la felicidad los llevará más fácilmente a cualquier otra cosa.

Todos tenemos una misión, tarea, objetivo (demos el título que queramos) en esta vida, para algunos es muy fácil realizarla, otros pasan por diferentes caminos antes de encontrarla, otros andan perdidos toda la vida y no llegan nunca a desarrollar eso que era su verdadero sentido, quizá porque no buscan donde van a encontrar o porque se rodean de muchas cosas que les impide ver lo que es Verdad.

Hay muchas sorderas, muchas cegueras, nos escondemos detrás de mucho elemento opaco que creemos que da la felicidad y no buscamos el silencio y la sencillez para poder observar la claridad. Nos parece que el mundo materialista y ruidoso en el que vivimos nos descubrirá el camino a seguir y encontramos en él excusas para no afrontar los retos que nos llevan a nuestro objetivo real.

Quizá necesitemos silencio, en medio de este mundo, no alejándonos de él, sino sabiendo encontrarlo en la realidad que nos rodea y así descubrir cuál es nuestro camino y cómo realizarlo.

¿Cuáles son los ruidos que te aíslan de Dios? ¿Buscas a Dios en tu soledad? ¿Eres capaz de pararte y contemplar el mundo que te rodea y encontrar en él el camino que te toca hacer?

Hna. Macu Becerra O.P.
Dominicas Misioneras de la Sagrada Familiac


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