Evangelio del jueves 22 de junio de 2023
Lectura del santo evangelio según san Mateo 6,7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:
“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos han ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
Reflexión del Evangelio de hoy
La perversión del pensamiento
Pablo teme que la comunidad quede seducida, como fue Eva, y pervertida en su modo de pensar la fe, abandone la entrega y la fidelidad a Cristo.
Los superapóstoles (falsos apóstoles que se disfrazan de apóstoles de Cristo, 2ª Cor 11, 12) con su charlatanería; con prepotencia, codicia e intereses avaros y mezquinos, con su modo de vida y doctrina proponen:
– una imagen distorsionada de Jesús: El mesías sin cruz Gal 3,1 -4.
– un espíritu diferente: El del paganismo 1ª Cor 12,1 -3
– un evangelio distinto: El del sometimiento a la Ley Gal 1,6-8; 2,15-17
La palabra del apóstol es advertencia para que no se pervierta tu modo de pensar la fe, aceptando tan tranquilo ideologías que la pervierten.
Tú acepta al Jesús histórico, reconócelo en el Señor Glorificado 1ª Cor 12, 3
No te dejes seducir por los deseos mundanos
Tú como Pablo predica el Evangelio, que es revelación, anúncialo con palabras sencillas y gratuitamente, vívelo en servicio a la comunidad, haz del Evangelio pasión porque cada persona tenga un encuentro de vida con Jesús. Vive el Evangelio en la libertad y el gozo del Espíritu, haz que tu vida sea Evangelio de Cristo Salvador.
La oración: diálogo feliz con el Padre
El cristiano alaba con admiración al Padre no pide como mendigo que súplica, solicita como hijo, que su nombre, es decir la realidad del Padre, sea reconocida por la humanidad gracias al testimonio filial de la comunidad que lo invoca.
Quiere el cristiano que el reinado del Padre se haga efectivo en la tierra para que reine la libertad, la verdad, la justica, la paz, el amor, la vida.
Pide el creyente: que la voluntad de Dios sea gozo comunitario, convivencia festiva, ayuda servicial al hermano; proyecto de libertad y de vida; esperanza cierta de una vida nueva y una nueva convivencia humana. Que su voluntad se cumpla con la exactitud, con la alegría y el gozo, con que se realizan en el cielo.
Ora la comunidad: danos el pan de la eucaristía, para así compartir el pan del estómago, de la cultura y del progreso y, también el pan de la fe.
Rezamos: Padre perdónanos, lo necesitamos, para perdonarnos unos a otros y no falsificar el amor fraterno; líbranos de caer en la tentación de abandonarte por nuestro yo autosuficiente, individualismo egoísta y orgullo, por nuestra avaricia. Sí, Padre, líbranos del mal. Amén.
Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)