Evangelio del día

Evangelio del lunes 13 de febrero de 2023

Padre Pedro Brassesco

Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 11-13

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Reflexión del Evangelio de hoy

Caín atacó a su hermano Abel y lo mató

El Génesis nos relata la muerte de Abel por su hermano Caín. Es la tragedia de la fraternidad. Que por desgracia, desde entonces a nuestros días se repite con demasiada frecuencia. También en nuestros días hay hombres que matan a hombres, hay hermanos que matan a sus hermanos. Ahí tenemos las guerras que nos recuerdan los Medios de Comunicación y las diversas circunstancias como el hambre, las enormes desigualdades económicas… que también matan a hermanos.  

Toda la predicación de Jesús va por otro camino, va por el camino de la fraternidad. El núcleo de su buena noticia está en asegurarnos que Dios no solo es nuestro Creador, sino también nuestro Padre y que, por lo tanto, todos somos hermanos. Sabemos que la actitud central de Jesús y en la que hizo más hincapié fue el amor…nos pide que amemos a Dios, a los hermanos y a nosotros mismos. Y nos dio ejemplo de su amor extremo y por eso nos pudo pedir: “Amaos unos a otros como yo os he amado”.

No lo podemos olvidar. Dios, que es Amor, nos ha hecho semejantes a él. También nosotros somos amor… y siempre que nos desviemos del camino del amor, como Caín, la felicidad se alejará de nosotros. Iremos en contra de nuestra propia naturaleza.

 ¿Por qué esta generación reclama un signo?

Jesús no acaba de entender que los descreídos fariseos le pidan “un signo del cielo”. “¿Por qué esta generación reclama un signo?”. Jesús ya ha hecho más que suficiente, con sus palabras y gestos especiales, como la curación de enfermos, para que sus oyentes crean en él y le acepten a él y a su mensaje.

La actitud de los oyentes de Jesús en su tiempo y en todos los tiempos, también en el nuestro, es doble: unos, haga lo que haga, le van a rechazar… no le van a dejar entrar en sus corazones, de alguna manera podemos decir que le van a matar… y otros le van, le vamos a aceptar con los brazos abiertos, nombrándole el Señor y Dueño de nuestra vida.

No valen los signos prodigiosos para creer en Jesús. Jesús no tiene más que dos vías para conquistarnos: sus palabras de vida y su desbordante amor hacia nosotros. Y a estas dos vías podemos añadir otra: Quien camina desde la amistad con Jesús por la senda que nos traza se encontrará en su corazón con la alegría, la felicidad, la vida abundante que tanto anhelamos.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

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