Evangelio del día

Evangelio del lunes 6 de febrero de 2023

Padre Pedro Brassesco

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,53-56

En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron. Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.

Reflexión del Evangelio de hoy

Al principio creó Dios el cielo y la tierra

Estamos ante el Génesis, el primer libro de la Biblia, donde el autor sagrado quiere ofrecernos verdades vitales claves sobre el mundo y el hombre. No pretende darnos un relato científico con todos sus pormenores. Con su lenguaje típico y poético, entre las lecturas de hoy y de mañana, nos asegura que Dios es el Creador del cielo y la tierra, de todos sus habitantes y, por supuesto, del hombre.

Estamos ante el comienzo de la historia de amor de Dios hacia el hombre. Un historia de amor que tendrá su punto más alto en el envío de su propio Hijo hasta nosotros.”Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito”. Jesús, el Hijo de Dios, es el gran regalo de Dios a toda la humanidad. Jesús, nuestro mejor amigo, es para nosotros el que nos señala el camino por donde hemos de caminar, el camino verdadero donde vamos a encontrar el sentido de nuestra vida. Una vida donde vamos a poder disfrutar ya en la tierra, en medio de nuestras limitaciones, de la alegría de vivir, antes que nos conceda después de nuestra muerte y resurrección, gozar de una vida de total felicidad y para siempre.

La historia de amor de Dios con nosotros empieza con nuestra creación y termina en la felicidad plena y para siempre en el cielo.    

Le llevaban los enfermos

El evangelio de hoy se sitúa en Genesaret, cuando Jesús ya está de lleno en lo que llamamos su vida pública, cuando Jesús ya ha predicado su buena nueva en diversos lugares y ha curado a bastantes enfermos. Su fama se ha extendido de un lado a otro. Y allí donde va acuden muchos a él para escuchar su palabra y que cure a los enfermos.

En principio, lo que más sobresale es la curación a los enfermos. “En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos”.

Bien sabemos que entonces y ahora Jesús no busca solo la curación de los enfermos de sus dolencias físicas. Busca, ante todo, para que sus oyentes “tengan vida y vida en abundancia”, que acepten su evangelio, su buena noticia, cuyo núcleo está en el reino de Dios. Busca que sus oyentes acepten a Dios como Padre y Rey y Señor de sus vidas. Que le dejen reinar en sus corazones para que guíe todos sus pasos.   

De esta manera, nuestro corazón irá al ritmo del corazón de Jesús, y tendremos sus mismos sentimientos y sus mismas actitudes. Es el milagro de la transformación del hombre viejo al hombre nuevo. Cristo nos hace vivir mejor.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)


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