Evangelio del día

 No tengáis miedo 

Evangelio del sábado 9 de julio de 2022

Padre Pedro Brassesco

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,24-33)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Si al dueño de casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!
No les tengáis miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos, Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».

Reflexión del Evangelio de hoy

 ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?” Aquí estoy; mándame

A Isaías se le revela la Santidad de Dios y ante este hecho se siente pecador, de labios impuros que habita en medio de un pueblo de labios impuros.

Esta revelación va unida a un rito purificador que realizado por medio de un serafín, le hace saber al profeta:

-este fuego ha tocado tus labios

-ha desaparecido tu culpa

-está perdonado tu pecado

En la revelación Isaías oye la voz que dice:

-¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?” Aquí estoy; mándame.

Es el relato de vocación profética orientado hacia el ministerio de la palabra, que nos hace ver cómo la gloria divina es manifestación de la presencia de Dios que invade el templo y, nos hace conscientes de nuestro pecado personal y colectivo.

Nos hace reconocer nuestros pecados. Nos permite experimentar el perdón de Dios y ser limpios de nuestros pecados para encargarnos una misión.
Dios revela que elige a personas como mensajeros suyos: aquí estoy, mándame.

Que estamos atentos para ofrecernos a la misión a la que el Señor quiera mandarnos. Que nuestra vida esté atenta  para ver la gloria de Dios, su presencia y la  manifestación del poder de la Palabra de Dios que actúa como liberación, gozo, perdón llamada para ir en su nombre, anunciando salvación.

Jesús, llama y envía a la misión evangelizadora a sus discípulos: no temas confía

El discípulo tiene que dar testimonio del evangelio, es decir tiene que vivir y anunciar los valores por los que Dios apuesta: la justicia, la paz, la misericordia, la igualdad, la fraternidad… la salvación que nos llega en Cristo muerto y resucitado.

Ante este anuncio público; el que se cree autosuficiente, el que practica la injusticia, el que no busca la paz…  el que vive en los valores mundanos, no va a aceptar el mensaje. Y entonces  ¿qué?

“¡No tengáis miedo!”.

No tengáis miedo, (se repite tres veces) no tengáis miedo, porque es tal la fuerza de la verdad del evangelio que éste se acabará conociendo por todo el mundo.

No tengáis miedo porque te podrán hacer sufrir por anunciar públicamente esta verdad del Evangelio, pero no te vencerán. No podrán quitar tu libertad ni suprimir tu espíritu….

No tengáis miedo; confiad.

Si Dios está pendiente hasta de los gorriones ¿En qué cabeza cabe que Dios, tu Padre y Mamá, no esté pendiente de ti?

Dios está pendiente de ti hasta en los más mínimos detalles de tu vida; como puede ser, que hoy se te haya caído un solo cabello de tu cabeza; no tengas miedo, confía.

Confía, no tengas miedo y da un paso más: confiesa públicamente a Cristo Jesús y él confesará ante el Padre, que eres digno de la vida eterna y la salvación.

Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)

Deja un comentario